Puntos destacados
A pesar de la constante adopción de los activos digitales y la maduración de la industria, todavía hay quienes argumentan que las criptomonedas son una de las principales herramientas para los delitos financieros, pasando por alto la evidencia del papel menor y decreciente de las criptomonedas en las transacciones ilícitas.
Los datos de Europol sugieren que los bienes raíces, los artículos de lujo y los negocios que manejan mucho efectivo funcionan como los principales instrumentos de lavado de dinero por parte de las principales redes criminales de la UE. Las criptomonedas solo contribuyen en un porcentaje menor.
Los informes de NASDAQ y del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ilustran la gran disparidad entre los volúmenes de fondos ilícitos en los sectores tradicionales y el espacio de los activos digitales, de los que este último constituye una pequeña parte del total.
Estamos en 2024 y bajo el liderazgo de BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, las empresas de Wall Street compiten por ofrecer a los principales inversores exposición a bitcoin a través de productos regulados que cotizan en bolsa. En todo el mundo, millones de personas utilizan los activos digitales para proteger el valor de sus ahorros en medio de la abrupta inflación y la devaluación de sus monedas nacionales, así como para aprovechar las transferencias transfronterizas de dinero a bajo costo y casi instantáneas. Espacios tradicionales que van desde las donaciones benéficas hasta la industria del arte se están rediseñando y mejorando gracias a las nuevas eficiencias y capacidades que ofrece el uso de la tecnología blockchain.
Y, sin embargo, por extraño que parezca, todavía hay personas que se niegan a reconocer los avances que la industria de los activos digitales ha logrado en los últimos años. Recurren en cambio a nociones desgastadas que nunca fueron ciertas o que ya no tienen sentido alguno. Argumentan que las criptomonedas no son más que un casino en línea cuyo principal caso de uso es facilitar el lavado de dinero y varios otros delitos. Esto hace que los más radicales de estos escépticos soliciten la regulación de los activos digitales hasta su extinción o directamente su prohibición.
Ni siquiera datos confiables como el escaso porcentaje del 0.34% de transacciones cripto ilícitas en 2023, frente al 0.42% del año anterior, o el bajo y decreciente valor de los activos digitales recibidos por direcciones ilícitas año tras año, suelen bastar para convencer a los detractores acérrimos. Después de todo, la mayoría de los datos sólidos que podemos mostrar se originan dentro de la industria.
La realidad, sin embargo, es que incluso las fuentes de datos no afiliadas brindan suficiente evidencia para sostener que las criptomonedas están lejos de ser la principal opción de los malos actores al momento de facilitar los delitos financieros. Veamos algunas estadísticas que demuestran que los instrumentos delictivos más comunes son aquellos activos y herramientas que nadie sugeriría prohibir.
Europol: las redes delictivas de la UE prefieren los bienes raíces
La Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol) se encarga de apoyar a los Estados miembros de la UE en la lucha contra la delincuencia internacional y organizada severa. Como tal, se ocupa de las redes delictivas y terroristas a gran escala que operan en toda la región. El informe recién publicado de la agencia ofrece una evaluación exhaustiva de las operaciones de las redes criminales más amenazantes de Europa.
Lo que tienen en común estas organizaciones criminales, especializadas en actividades como el tráfico de drogas, el fraude en línea y los delitos contra la propiedad, es la necesidad de legalizar las ganancias ilícitas. Al evaluar la prevalencia de diversas herramientas que las redes criminales utilizan para este fin, los expertos de Europol descubrieron que los bienes raíces son el vehículo predominante de lavado de dinero (41%), seguidos por los bienes de lujo y los negocios que manejan mucho dinero en efectivo.
Si bien las criptomonedas se incluyeron en la lista con una participación del 10% de los fondos lavados, todavía están muy lejos de lo que los demonizadores de las criptomonedas quieren que creas. Además, es lógico esperar que la próxima iteración del informe de las redes delictivas de Europol muestre una menor proporción de fondos lavados mediante canales relacionados con los activos digitales si se consideran las tendencias de disminución interanuales observadas en la mayoría de los demás ámbitos delictivos.
Por lo tanto, la próxima vez que escuches a alguien insinuar que las criptomonedas deberían prohibirse porque son un puerto seguro para lavar dinero, puedes responderle que entonces habría que prohibir primero las ventas de casas, los relojes de lujo o el periódico de su vecindario.
Por debajo del 1% de los fondos ilícitos globales
La empresa de análisis de blockchain Chainalysis estima que el valor total de los activos digitales recibidos por direcciones ilícitas a lo largo de 2023 fue de 24.2 mil millones de dólares, frente a los 39.6 mil millones de dólares en 2022. Estos números representan tanto activos robados durante hackeos en la industria cripto como fondos enviados a billeteras que Chainalysis considera ilícitas: direcciones asociadas con grupos de ransomware, operaciones fraudulentas, mercados de la darknet, financiamiento del terrorismo y, la categoría más grande por volumen, entidades y jurisdicciones sancionadas. Esta es quizás la evaluación más rigurosa y completa de la escala de actividad criminal asociada con los activos digitales que tenemos hoy en día.
24 mil millones de dólares parece mucho dinero, pero ¿cuánto es en el contexto de todos los delitos financieros? El reciente informe Global Financial Crime Report de NASDAQ establece la cantidad total de fondos ilícitos, tanto en criptomonedas como en mondas fiat, que el sistema financiero mundial procesó el año pasado: 3.1 billones de dólares.
Si bien estos dos números no son perfectamente comparables, ya que se extraen de dos informes distintos utilizando diferentes metodologías, al menos deberían darnos una idea bastante buena de la escala relativa de los dos fenómenos. 24.2 mil millones es menos del 1% de 3.1 billones. Más específicamente, el volumen de fondos ilícitos en criptomonedas según Chainalysis constituye, para ser exactos, el 0.78% del volumen total de fondos ilícitos globales según NASDAQ.
Para ampliar el contexto, el informe de NASDAQ atribuye más de 485 mil millones de dólares de las pérdidas totales de 2023 a diversas formas de estafas y esquemas de fraude. Una categoría que generó una cantidad de fondos ilícitos comparable a la asociada con los activos digitales es el fraude con cheques bancarios, que hizo a individuos y empresas perder 26.6 mil millones de dólares el año pasado, sobre todo en las Américas, donde los cheques todavía se usan ampliamente.
En otras palabras, los cheques, una tecnología antigua que todavía existe más que nada por la notable inercia de las prácticas bancarias, son responsables de más delitos financieros que toda una clase de activos innovadores que se sigue describiendo como un puerto seguro para delincuentes. ¿No sería momento de prohibir esos adefesios de papel?
Tesorería: los métodos convencionales de lavado de dinero superan con creces a las criptos
Cada año, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos publica sus National Risk Assessments on Money Laundering, Terrorist Financing, and Proliferation Financing (evaluaciones nacionales de riesgo de lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la proliferación), que detallan las vulnerabilidades clave de las finanzas ilícitas y los riesgos que amenazan a los estadounidenses. La Money Laundering Risk Assessment de 2024, si bien toma nota de las tendencias existentes y en evolución en los riesgos asociados con las criptomonedas, establece explícitamente que "el uso de activos virtuales para el lavado de dinero sigue siendo muy inferior al de las monedas fiat y los métodos más convencionales que no involucran activos virtuales".
La mayor parte del informe se centra en los riesgos de lavado de dinero persistentes y emergentes relacionados con dominios convencionales, como el uso indebido de personas jurídicas; la falta de transparencia en algunas transacciones inmobiliarias; la falta de cobertura integral AML/CFT para sectores relevantes, como asesores de inversiones; los profesionales cómplices que hacen un uso indebido de sus posiciones o negocios; y el frágil cumplimiento normativo y supervisión en algunas instituciones financieras reguladas.
Todas estas áreas representan males estructurales ya conocidos, inherentes al sistema financiero tradicional y las prácticas corporativas. Esto desataca la forma en que la delincuencia financiera es un problema sistémico más que algo que podría atribuirse a un tipo específico de infraestructura tecnológica o clase de activos.
Una solución más que un problema
Al mirar hacia el futuro de las finanzas y considerar la dirección que la industria está tomando, es esencial revisar de forma constante y desacreditar las percepciones obsoletas y llenas de equivocaciones sobre los activos digitales. Lejos de ser el instrumento predominante para los delitos financieros, las criptomonedas representan una parte relativamente insignificante de los fondos ilícitos globales. Los datos muestran que los métodos y herramientas tradicionales, como las transacciones inmobiliarias y las prácticas bancarias antiguas, son canales mucho más relevantes para las actividades ilícitas como el lavado de dinero.
En lugar de señalar a las criptomonedas como chivos expiatorios de los delitos financieros sistémicos, deberíamos prestar más atención a estos dominios tradicionales y a los problemas arraigados en ellos. A pesar del escepticismo persistente, los datos convincentes de varias fuentes no afiliadas ponen de relieve los desarrollos significativos en la industria cripto y lo lejos que está de ser una frontera ideal para los malos actores. Un problema sistémico exige soluciones sistémicas, y los activos digitales deben verse como parte de esta solución en lugar de un problema.