Predecir el futuro del mercado de criptomonedas es un poco como intentar adivinar qué hay dentro de un regalo envuelto bajo el árbol: puedes especular, puedes sacudir la caja, pero no sabrás con certeza hasta que llegue el día. Aún así, la temporada navideña nos ha dado algunos patrones en el pasado, migajas que insinúan lo que podría estar acechando en los mercados en esta época del año. Es una temporada que ha visto todo, desde repuntes eufóricos hasta consolidaciones inquietantemente silenciosas, sin un libro de reglas claro que dicte el resultado.

Tomemos diciembre de 2017, por ejemplo, un momento en que Bitcoin era el tema de conversación en cada mesa. Se disparó a un impresionante $20,000, arrastrando todo el mercado de altcoins en su camino. No fue solo un repunte; se sintió como un despertar colectivo, un momento en que incluso tu tío, que normalmente gruñe sobre el “dinero de internet”, de repente te preguntó cómo comprar Litecoin. Pero ¿fue esto un milagro navideño o simplemente el clímax de una manía especulativa? Esa es una discusión para la eternidad.

Contrastemos eso con diciembre de 2018, cuando el mercado parecía llevar su resaca a flor de piel. Bitcoin languidecía cerca de $3,000, y el optimismo era tan escaso como la nieve en el Sahara. Si hubieras mencionado un “repunte navideño” entonces, podrías haber sido recibido con una risa sarcástica o una mirada fría. Fue un recordatorio contundente de que por cada carrera alcista climática, hay un oso esperando en las sombras, listo para golpear el impulso del mercado.

Más recientemente, en diciembre de 2020, vimos a Bitcoin reescribir la narrativa una vez más, rompiendo la barrera de los $28,000 en medio de un torbellino de interés institucional y entusiasmo minorista. ¿Fue un repunte impulsado por una creencia genuina en el potencial de Bitcoin, o simplemente otro capítulo en la historia cíclica del FOMO y la especulación? La verdad, como siempre, se encuentra en algún lugar intermedio.

Y ahora, aquí estamos, acercándonos al cierre de 2024, sin una bola de cristal que nos guíe. ¿Traerá esta temporada navideña un aumento sorpresa, o se desvanecerá como un fuego artificial fallido en la víspera de Año Nuevo? Si hay algo que al mercado le encanta, es subvertir expectativas. El rumor sobre un “repunte navideño” es tan persistente como siempre, pero la realidad es mucho más matizada. El mercado no le debe a nadie un repunte; a veces, ni siquiera nos debe lógica. Se mueve como quiere, siguiendo corrientes que no siempre podemos ver.

Una cosa que destaca, sin embargo, es el peculiar ritmo del comercio de diciembre. Algunos dicen que es impulsado por el equilibrio de carteras de fin de año o nuevas entradas de bonificaciones navideñas, mientras que otros lo atribuyen a nada más que al sentimiento estacional. Pero aquí hay un pensamiento: ¿y si la temporada navideña no se trata de lo que hace el mercado, sino de lo que queremos que haga? La esperanza de un repunte, los susurros de un nuevo máximo histórico: son tanto sobre nosotros como sobre Bitcoin o altcoins.

Al final, ya sea que veamos un repunte o no, la temporada navideña tiene una manera de destilar el mercado de criptomonedas hasta su esencia. Es un lugar de esperanza, miedo y posibilidades infinitas. A medida que el año llega a su fin, quizás la mejor estrategia sea mantenerse curioso, mantenerse cauteloso y recordar que en este mercado, la única constante es su imprevisibilidad.

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