Esto no se trata de ganadores y perdedores. Se trata de participación. La ilusión del progreso es el mecanismo. Crees en ello porque tienes que hacerlo. La alternativa es quedarte parado, y eso es impensable. El zumbido te consumiría.

Lo que no puedes ver—lo que no se supone que veas—es el punto de vista desde arriba. Los orbes son un espectáculo, pero la cuadrícula es el verdadero diseño. Cambia imperceptiblemente mientras caminas. Lo que parece aleatorio desde tu perspectiva es precisión desde la suya. Cada paso que das alimenta el sistema.

Te preguntas si hay una salida. Pero no la hay. No porque sea imposible, sino porque la cuadrícula es infinita solo para aquellos que la caminan. Desde arriba, es un circuito cerrado, perfectamente equilibrado para permanecer en movimiento. Sigues caminando porque el diseño lo exige. La máquina no necesita que tengas éxito—necesita que creas que puedes.

Y así caminas.