La moneda digital del banco central de Taiwán (CBDC) no está ni cerca de ser lanzada.

La principal institución financiera del país destacó recientemente que carece de un cronograma específico para la introducción de una moneda digital, enfatizando la complejidad involucrada.

Sin embargo, los planes no están completamente descartados. El banco planea realizar una investigación exhaustiva a través de audiencias públicas y debates durante todo el año para informar al público sobre la posible moneda digital.

Este anuncio coincide con una tendencia global en la que un número cada vez mayor de países, que representan el 98% de la economía mundial, están investigando o promoviendo sus propias monedas digitales.

Sin embargo, varias naciones han expresado su preocupación por las posibles implicaciones de una mayor vigilancia gubernamental vinculada a las monedas digitales.

El banco central de Taiwán está avanzando cautelosa y metódicamente hacia la posible introducción de una CBDC, dando prioridad a la concienciación y la educación públicas como precursores esenciales de cualquier lanzamiento futuro.

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CBDC: tendencias y riesgos

Las CBDC están ganando cada vez más atención global, y numerosos países exploran o promueven sus iniciativas de moneda digital.

Tres países (Bahamas, Jamaica y Nigeria) han lanzado plenamente sus CBDC. Otros 53 países se encuentran en etapas avanzadas de planificación, mientras que otros 46 están investigando activamente el concepto.

Las motivaciones detrás de la adopción de CBDC varían ampliamente según el país, y a menudo se centran en objetivos como mejorar la inclusión financiera, mejorar la eficiencia de los pagos y ofrecer una opción de moneda digital soberana.

En regiones como Medio Oriente y Asia Central, 19 de 31 países están explorando CBDC, impulsados ​​por objetivos como impulsar la eficiencia de los pagos transfronterizos, particularmente entre los exportadores de petróleo y las naciones del Consejo de Cooperación del Golfo como Bahréin, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

Sin embargo, la adopción de CBDC requiere una deliberación cuidadosa debido a riesgos potenciales como corridas bancarias, susceptibilidad a amenazas cibernéticas y desafíos regulatorios complejos que involucran medidas de privacidad y contra el lavado de dinero.

Los formuladores de políticas han sopesado estos riesgos con los beneficios anticipados para determinar la idoneidad de una CBDC para sus respectivas economías.

Los proyectos CBDC dignos de mención incluyen el tenge digital de Kazajstán, que ha sido objeto de dos programas piloto, y el desarrollo por parte de la UE de un marco legal para el euro digital.

Las iniciativas transfronterizas de CBDC como mBridge, en las que participan bancos centrales de China, Tailandia, Hong Kong y los Emiratos Árabes Unidos, también están avanzando a través de fases piloto.

A pesar del impulso en la adopción de CBDC, las soluciones de pago digitales existentes ya cumplen algunos de los beneficios previstos.

Persisten las preocupaciones con respecto a la privacidad de los datos, la seguridad y las tasas inciertas de adopción de CBDC. En última instancia, la evolución de los sistemas monetarios dependerá de cómo los bancos centrales naveguen por el intrincado panorama de la implementación de CBDC en los próximos años.

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