Donald Trump no se está comportando como un hombre que se toma en serio la posibilidad de ganar estas elecciones presidenciales. Su propuesta clave (aranceles universales) es tremendamente impopular entre los votantes.

Una encuesta de NBC News reveló que el 44% de los votantes tienen menos probabilidades de respaldar a un candidato que apoye aranceles de hasta el 20% a las importaciones. Solo el 35% dijo que sería más probable que apoyara a un candidato de ese tipo, y el 19% dijo que no importaría. Esta no es una estrategia ganadora.

A pesar de las reacciones negativas, Trump se mantiene firme. ¿Su lógica? Imponer aranceles tan altos que las empresas no tengan otra opción que trasladarse a Estados Unidos. En una entrevista reciente, Trump explicó que:

“Cuanto más alto sea el arancel, más probable es que la empresa venga a Estados Unidos y construya una fábrica allí, por lo que no tendrá que pagar el arancel”.

Ha propuesto un arancel del 20% sobre todas las importaciones y un arancel del 60% sobre los productos chinos, apostando a que esto forzará la creación de empleo y hará que Estados Unidos vuelva a ser rico.

Trump se enfrenta a la expulsión por todos lados

¿El problema? Los economistas, los votantes e incluso algunos miembros de su propio partido consideran que la idea es imprudente. Los expertos advierten que los aranceles perjudican primero a las empresas estadounidenses.

Los importadores pagarán el arancel y esos costos se trasladarán a los consumidores. Los bienes más caros significan una mayor inflación, justo cuando la inflación en Estados Unidos había comenzado a disminuir.

Con una inflación cercana al 5,5% interanual en octubre de 2024, algunos economistas temen que los aranceles puedan impulsar la inflación más allá del 7%.

El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo en septiembre: “No soy partidario de los aranceles. Aumentan los precios para los consumidores estadounidenses”.

Kamala Harris, la oponente demócrata de Trump, se sumó al tema y calificó su propuesta arancelaria como el “impuesto a las ventas de Trump”.

La administración Biden ha mantenido algunos aranceles de la era Trump, pero afirma que su enfoque es más calculado. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, enfatizó que sus aranceles están dirigidos a sectores estratégicos.

También dijo que un grupo de economistas cree abrumadoramente que los aranceles amplios dañarían la economía. El grupo de Biden-Harris insiste en que están protegiendo a las industrias estadounidenses sin perjudicar a los consumidores.

Elon Musk, Bitcoin y los aranceles de Trump

Mientras Trump enfrenta la reacción negativa por los aranceles, tiene un fuerte partidario en Elon Musk, quien ha estado impulsando una petición para atraer a los votantes de los estados clave para su causa.

En un evento en Pensilvania, Musk prometió un millón de dólares por día a quien firmara su petición para motivar a los votantes. Naturalmente, esto ha generado una gran cantidad de reacciones negativas en los últimos días.

Para Bitcoin, el plan arancelario de Trump podría ser tanto una amenaza como una oportunidad. Si sus políticas aumentan la inflación, podría recibir un impulso.

Históricamente, Bitcoin se considera una protección contra la inflación. Durante el primer mandato de Trump, sus aranceles a China contribuyeron a que los precios subieran en varios sectores, y los analistas esperan que esto se repita.

Algunos analistas creen que el bitcóin podría alcanzar los 150.000 dólares si la inflación aumenta. Aun así, la volatilidad será una preocupación importante. Los acontecimientos políticos, como los debates y las elecciones, han hecho que los precios oscilen enormemente este año.

Si Trump gana, el anuncio de nuevos aranceles podría desencadenar otra ola de ventas a corto plazo, pero a largo plazo, el bitcoin podría prosperar bajo las presiones inflacionarias que desatarían los aranceles de Trump.