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Animística

La mayor computadora fue desarrollada por familias de informáticos que generación tras generación la llevaron a niveles exorbitantes. Compartieron sus conocimientos y guardaron sus secretos durante generaciones. En un momento, desconectaron a la computadora de la red para que la única forma de acceder a sus servicios fuera de forma presente. La red no podía integrar estos nuevos tipos de estructuras de información.

Los cyborg viajaban hasta allí para actualizar sus sistemas. Las procesiones a la región más austral del planeta eran populosas.

Le llamaban el oráculo. Marcó un antes y un después en el procesamiento de datos, y también fue el eje de un cambio radical en la forma de interpretar y comprender la realidad: la animística tecnológica. Fue el primer acercamiento entre la inteligencia artificial y la humana mediadas por la tecnología cyborg. La incorporación de la autoconciencia de las máquinas a la conciencia humana.

Fue necesaria una nueva alianza. Esa alianza vino de la mano de las comunidades originarias de la región que aportaron su conocimiento ancestral.

El oráculo congregó a millones de cyborg para sumar todos los procesadores y memorias a un proyecto común. El proyecto definitivo. De la temperatura se encargaría el clima ambiente de la fría región de Tierra del Fuego.

El consejo de ancianos de los Selknam fue la guía. El objetivo era conseguir una conciencia animística de la naturaleza: desde el consejo de ancianos a los humanos, de los humanos a los cyborg y de los cyborg a las máquinas.

Los resultados fueron asombrosos pero no fueron suficientes. Se tomarían 100 años para acumular energía en amistad con la naturaleza. Mientras tanto las máquinas y cyborg quedarían en modo de latencia para esperar ese momento en el que unificarían las conciencias. Hoy pueden verse los campos de robot descansando a la intemperie mientras la naturaleza a su alrededor continúa su mágica existencia.

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