Las estafas y fraudes con criptomonedas han asestado un duro golpe a la seguridad financiera de muchos estadounidenses, marcando uno de los mayores saqueos financieros en la historia de Estados Unidos. Sólo en 2023, el FBI informó más de 12.500 millones de dólares en pérdidas debido a estas estafas, un aumento del 22% respecto al año anterior.

Se presentaron ante el Centro de Delitos en Internet de la agencia la asombrosa cifra de 880.418 quejas sobre posibles robos de criptomonedas y en línea, lo que sugiere una realidad aún más sombría ya que muchas víctimas no informan sus pérdidas.

Necesidad urgente de una intervención estratégica

La creciente marea de delitos relacionados con las criptomonedas requiere una acción inmediata y decisiva por parte de Washington DC. Ahora que el mercado de las criptomonedas experimenta otro ciclo alcista, la afluencia de nuevos usuarios y capital aumenta significativamente el riesgo de fraude.

El marco regulatorio actual en Estados Unidos, o la falta del mismo, ha dejado a inversionistas y consumidores expuestos a riesgos considerables. La supervisión fragmentada de la SEC, la CFTC y el IRS ha creado lagunas que los piratas informáticos explotan con facilidad.

Es importante que la prevención tenga prioridad sobre la reacción. Los órganos legislativos deben hacer cumplir las leyes contra el lavado de dinero con mayor rigor y crear un entorno regulatorio más cohesivo para cerrar las lagunas que explotan los ciberdelincuentes.

Esto incluye el establecimiento de estándares estrictos de informes e inspección para empresas de cifrado y agencias de aplicación de la ley. Estas medidas ayudarán a identificar y frustrar rápidamente actividades ilícitas y ofrecerán protección en tiempo real a las víctimas potenciales.

Explotación desenfrenada desde criptomonedas hasta esquemas Ponzi

El Pew Research Center informó que más del 43% de los inversores en criptomonedas tenían dudas sobre la seguridad de sus inversiones en la industria de las criptomonedas en 2023. Este sentimiento refleja el impacto general de los delitos relacionados con las criptomonedas que afectan a diversos grupos demográficos, incluidos padres y madres solteras. , estudiantes universitarios y personas mayores.

El FBI destacó que los consumidores sufrieron pérdidas por más de 29 mil millones de dólares entre 2021 y 2023, y muchos incidentes no se denunciaron debido al estigma social y la falta de fe en las medidas correctivas.

El uso de criptomonedas en actividades ilegales como el lavado de dinero, el tráfico y la financiación del terrorismo se ha vuelto cada vez más complejo. Los actores maliciosos a menudo van dos pasos por delante de las autoridades, aprovechando tecnologías sofisticadas para cubrir sus huellas.

Por ejemplo, se informa que los grupos de hackers norcoreanos han robado tokens por valor de 3.000 millones de dólares desde 2017, y 750 millones de dólares robados solo en 2023, lo que constituye alrededor del 50% de los ingresos en divisas del país.

Además, cada mes aparecen nuevos esquemas Ponzi, dirigidos a personas a través de plataformas de redes sociales como Twitter, Facebook y TikTok. Estos esquemas suelen comenzar con interacciones inofensivas que pasan a plataformas como WhatsApp, donde la estafa se intensifica. Se persuade a las víctimas para que inviertan más, y sus inversiones a menudo desaparecen en semanas.

Nuevos desafíos en la regulación criptográfica

Los desafíos únicos que presentan las criptomonedas requieren marcos de políticas innovadores que vayan más allá de las medidas regulatorias tradicionales. El cumplimiento por sí solo no es suficiente. También debe defenderse la integridad del mercado. Es importante que los intercambios de criptomonedas y los proveedores de billeteras mejoren la protección de los inversores. Este acto de equilibrio entre seguridad e innovación es imprescindible para el futuro de las tecnologías criptográficas.

A pesar de estos desafíos, Estados Unidos tiene la capacidad de liderar eficazmente la regulación de este espacio. Los hogares estadounidenses están pidiendo al Congreso que implemente rápidamente regulaciones estrictas para salvaguardar su futuro financiero.

Mientras tanto, los senadores Elizabeth Warren y Bill Cassidy han señalado el uso de criptomonedas en actos altamente ilegales, enfatizando la necesidad de herramientas y recursos adicionales para abordar estos delitos de manera efectiva.

En una carta dirigida a Seguridad Nacional junto con el fiscal general de los Estados Unidos, Merrick Garland, el senador Warren, junto con el senador Bill Cassidy, destacaron la alarmante tendencia del uso de criptomonedas como método de pago para materiales de abuso sexual infantil.

La carta de los senadores exige una respuesta detallada de las agencias federales, especificando las herramientas y recursos adicionales que necesitan para abordar eficazmente este inquietante problema. Citando hallazgos recientes tanto de FinCEN como de Chainalysis, la carta enfatiza el creciente problema e impulsa un esfuerzo combinado del Congreso y la administración para cerrar estas brechas en el marco regulatorio actual.

Si bien la carta de Warren no es el mejor ejemplo para dar, es innegable que las criptomonedas han hecho que los delitos sean demasiado fáciles de cometer. De hecho, tal vez sea demasiado fácil.