Las tasas de interés influyen significativamente en los precios inmobiliarios, afectando todo, desde las tasas hipotecarias hasta la disponibilidad de capital de inversión. Las tasas de interés más altas resultan en mayores costos hipotecarios, lo que encarece la compra de una vivienda. Por el contrario, las tasas más bajas hacen que las hipotecas sean más asequibles, lo que aumenta la demanda y los precios de las viviendas. Las tasas de interés también afectan los flujos de capital: las tasas bajas alientan el desarrollo y la inversión en bienes raíces, mientras que las tasas altas pueden restringir la disponibilidad de capital. Además, las inversiones inmobiliarias compiten con otros vehículos de inversión como acciones y bonos. Cuando las tasas de interés aumentan, las inversiones no inmobiliarias podrían ofrecer rendimientos más atractivos, reduciendo la demanda de inversiones inmobiliarias. Comprender estas dinámicas puede ayudar a los posibles propietarios e inversores inmobiliarios a tomar decisiones informadas.