Quienes siguen el mercado, incluso desde la distancia, seguramente se han sorprendido por los altibajos de las monedas digitales en las noticias. El más famoso es Bitcoin, pero muchos otros también tienen relevancia y el favor de los inversores. Pero al fin y al cabo, ¿qué es una criptomoneda y cómo funcionan estos activos?

 

Generalmente una criptomoneda es un tipo de dinero como otras monedas con las que tratamos a diario, con la diferencia de ser enteramente digital. Además, no lo emite ningún gobierno (como ocurre con el euro o el dólar, por ejemplo).

 

Con Bitcoin, puedes transferir fondos de A a B en cualquier parte del mundo sin necesidad de confiar en un tercero para esta sencilla tarea, a diferencia del mercado tradicional que utiliza un intermediario (institución financiera/BANCO) como mediador de transacciones, junto con el necesidad de burocracias elevadas en caso de transacciones de alto valor.

 

Las criptomonedas se pueden utilizar para los mismos fines que el propio dinero físico. Las tres funciones principales son servir como medio de intercambio, facilitando las transacciones comerciales; depósito de valor, para preservar el poder adquisitivo en el futuro; e inversiones a largo plazo, priorizando la apreciación en el tiempo.

 

Además de Bitcoin, tenemos la disponibilidad de otras criptomonedas que se destacan como “activos madre o pilares de las criptos” como Ethereum, BNB, entre otras. Para quienes buscan inversiones a largo plazo, siempre es bueno tener en cuenta los criptoactivos establecidos para el crecimiento potencial de la riqueza.

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