John entró en su café favorito, "Bean & Block", conocido por su sistema de pago compatible con criptomonedas. Mientras se acercaba al mostrador, notó que un nuevo barista jugueteaba con la caja registradora.

"Me gustaría un capuchino", dijo John, sacando su teléfono para pagar con su billetera Bitcoin.

El barista, luciendo confundido, respondió: “Claro, pero nos hemos quedado sin Bitcoins. ¿Puedo ofrecerte un Dogecoin en su lugar?

John se rió entre dientes: “No te preocupes, tengo mi propio Bitcoin. Simplemente escanee este código QR”.

El barista lo escaneó y la máquina emitió un pitido. “Oh, parece que nuestra red está congestionada. Es posible que su café llegue más rápido que la transacción”.

John se rió: “Bitcoin clásico. ¿Qué tal si pago con Ethereum?

“Perfecto”, dijo el barista, escaneando nuevamente. “¡Vaya, las tarifas del gas están por las nubes! Tu café te costará más que un filete para cenar.

John suspiró: "Está bien, pagaré en efectivo".

Los ojos del barista se iluminaron, “¿Efectivo? ¿Las cosas de papel? ¡Pensé que era un mito!

“Créame, es real”, sonrió John, entregándole un billete de cinco dólares.

Mientras se alejaba con su café, escuchó al barista murmurar: “Pagos de la vieja escuela. ¿Quien sabe?"

John sonrió y pensó: "Algunas cosas nunca cambian".

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