La confianza en el dólar estadounidense ha disminuido, ya que los pronósticos sugieren que una caída en la inflación podría permitir a la Reserva Federal recortar las tasas de interés. Con una notable subida del 5% a principios de este año, el dólar se prepara ahora para su primera pérdida de 2024, provocada por un prometedor informe de inflación.

La trayectoria del dólar se vio afectada el miércoles tras meses de inflación inesperadamente alta, lo que provocó un cambio significativo en el sentimiento de los inversores. Inicialmente, los picos de inflación de febrero y marzo llevaron a una postura cautelosa sobre las reducciones de tasas, pero los últimos datos que muestran una caída de la inflación al 3,4% han despertado un optimismo renovado.

Las expectativas de política monetaria están cambiando

Los operadores ahora apuestan a que la Fed posiblemente implementará dos recortes de tasas de un cuarto de punto este año. Este optimismo se debe a que el informe de inflación se alineó con las previsiones, lo que ha resuelto los temores de que la Reserva Federal podría necesitar subir las tasas para gestionar la estabilidad de precios.

A pesar de estas predicciones, el dólar experimentó el miércoles su caída más pronunciada del año. Incluso con una ligera recuperación a finales de semana, sigue bajando un 1,4% en el mes.

Datos de inflación de Estados Unidos

Los analistas señalan que este debilitamiento de los datos económicos de Estados Unidos, como lo demuestra un informe de empleo que no cumplió con las expectativas, podría indicar un debilitamiento prolongado del dólar. Sin embargo, dada la relativa salud de la economía, cualquier posible caída podría desarrollarse gradualmente.

Los bancos centrales reaccionan en todo el mundo

Este cambio en Estados Unidos no ha pasado desapercibido a nivel mundial. Los banqueros centrales de todo el mundo, que luchan contra el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense y la persistente fortaleza del dólar, han encontrado cierto alivio. En particular, el Ministerio de Finanzas de Japón habría vendido recientemente unos 59.000 millones de dólares para reforzar su debilitada moneda.

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Además, las cada vez más débiles expectativas de un aumento de las tasas en Estados Unidos han ampliado el espacio de maniobra del Banco Central Europeo, que se espera que comience a recortar las tasas ya en junio. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, enfatizó que Europa podría reducir los costos de endeudamiento ante la Reserva Federal, una estrategia que podría presionar la moneda del bloque y potencialmente provocar inflación si el gobierno federal opta por subir las tasas.

La geopolítica se vuelve amarga

Mientras tanto, en geopolítica, han resurgido las tensiones entre Estados Unidos y China. Hace más de un año, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, insistió en que Estados Unidos no pretendía desvincularse de China y describió la medida como “catastrófica”. Sin embargo, las recientes acciones estadounidenses, como el aumento de los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos y otros productos de energía limpia, sugieren un cambio.

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La administración del presidente Joe Biden ha enfrentado críticas por estas acciones, que algunos ven como una estratagema para parecer más dura con China que Donald Trump, especialmente en estados electorales clave.

Estos aranceles han provocado un debate en Washington, y pocos los ven como señales de una nueva guerra comercial o una ruptura decisiva con China. En cambio, estas medidas se ven más como una continuación del enfoque estratégico de reducción de riesgos de Estados Unidos, que planea proteger la seguridad nacional y económica sin romper completamente los lazos con China.

Informe criptopolitano de Jai Hamid