La tokenización, el proceso de convertir propiedades físicas en tokens digitales almacenados en una cadena de bloques, está preparada para traer cambios significativos al mercado inmobiliario. Si bien abre el mercado a millones de nuevos inversores y mejora la liquidez, el impacto social de la tokenización podría ser profundo. Puede apoyar a las comunidades locales financiando la construcción o renovación de proyectos de viviendas asequibles. La tokenización también puede facilitar la creación de valor a largo plazo, ya que los activos inmobiliarios tokenizados generan ingresos pasivos y se revalorizan.

Sin embargo, las perspectivas del mercado no son del todo halagüeñas. La transparencia de los bienes raíces tokenizados, si bien es beneficiosa en teoría, podría generar desafíos regulatorios y preocupaciones sobre la privacidad. Además, el concepto de gobernanza tokenizada, en la que los poseedores de tokens tienen derecho a presentar propuestas y votar sobre ellas, podría conducir potencialmente a desequilibrios de poder y a un estancamiento en la toma de decisiones.

A pesar de estas preocupaciones, la tokenización inmobiliaria ya está teniendo un impacto social. Por ejemplo, el Programa Regional Hub de Blocksquare alienta a las personas a convertirse en embajadores del proyecto y crear conciencia sobre los beneficios sociales de la tecnología. De manera similar, la firma australiana de activos digitales DigitalX ha creado el fondo Housing Asset Reference Token (HxART), que brinda a los inversores exposición a inversiones inmobiliarias en forma tokenizada.

En conclusión, si bien la tokenización es prometedora para el mercado inmobiliario, no se pueden ignorar sus posibles peligros. Será crucial que los reguladores y las partes interesadas de la industria aborden estos desafíos para garantizar que la tokenización pueda realmente impulsar un cambio positivo en el sector inmobiliario.