Que el café sea amargo o dulce no depende de cómo se revuelve, pero si se le añade azúcar, que la vida sea feliz o triste, no depende de cómo quejarse, sino de si se puede trascender. Cuando encuentran dificultades, algunas personas se sienten realmente desafortunadas, mientras que otras aún pueden hablar y reír.​​​