El establecimiento de bancos se considera más peligroso que los ejércitos permanentes debido al poder y la influencia que ejercen sobre la economía y la sociedad. Los bancos tienen la capacidad de controlar y manipular los mercados financieros, las tasas de interés y los valores de las monedas, lo que puede tener efectos devastadores y de gran alcance en la economía.

Además, los bancos tienen el poder de crear dinero mediante el proceso de banca de reserva fraccionaria, lo que puede provocar inflación e inestabilidad financiera. Sus acciones también pueden conducir a crisis económicas, como la crisis financiera de 2008, que tuvo repercusiones generalizadas en individuos, empresas y gobiernos.

Además, los bancos a menudo operan con poca supervisión y regulación, lo que les permite involucrarse en prácticas riesgosas y poco éticas que pueden dañar a los consumidores y al sistema financiero en general. Su interconexión y tamaño también los hacen “demasiado grandes para quebrar”, lo que lleva a rescates financiados por los contribuyentes en tiempos de crisis.

Por el contrario, los ejércitos permanentes suelen estar bajo el control de los gobiernos y sujetos a estrictas regulaciones y supervisión. Si bien pueden representar una amenaza para la seguridad nacional y participar en conflictos violentos, sus acciones son generalmente más visibles y predecibles en comparación con las operaciones secretas y complejas de los bancos.

En resumen, el poder y la influencia que ejercen los bancos en la economía global los convierten en una fuerza más peligrosa que los ejércitos permanentes en términos de su potencial para causar daños e inestabilidad generalizados.

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