Érase una vez un barbero en Estados Unidos que tenía un enfoque peculiar en su oficio. En lugar de cobrar a sus clientes, consideraba su servicio como un trabajo de amor, impulsado por su pasión por el oficio. Cuando se le pedía un pago, simplemente pedía oraciones a cambio.

Un día, un hombre visitó al barbero para cortarle el pelo y afeitarlo. Como era de esperar, el barbero rechazó el pago y pidió oraciones. En agradecimiento, el hombre, propietario de una tienda de venta de tarjetas y regalos, dejó parte de su mercancía en la barbería a la mañana siguiente.

Del mismo modo, otro cliente, el dueño de una librería, recibió un corte de pelo del barbero. En agradecimiento, envió algunos de sus mejores libros a la barbería.

Este ciclo continuó hasta que un payaso visitó al barbero para cortarle el pelo. Como de costumbre, el barbero se negó a pagar. A la mañana siguiente, sin embargo, el barbero se llevó una sorpresa. Cuando abrió su tienda, se encontró con una multitud de unos 20 payasos esperando un corte de pelo gratuito.

La moraleja de la historia? Cuidado con quienes buscan beneficiarse de la generosidad de los demás sin dar nada a cambio. Al igual que en el mercado de las criptomonedas, donde hay muchos que parecen ofrecer consejos gratuitos pero tienen motivos ocultos. Manténgase alerta y perspicaz.

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