El comercio es atractivo porque, en mi opinión, entre todas las profesiones, a excepción de los deportes competitivos, el comercio es la profesión más cercana a la equidad total. La barrera de entrada al comercio es baja, solo necesitas tener una cantidad adecuada de fondos para abrir una cuenta; no se considera tu origen ni tu trasfondo. El mercado es igual para todos, no necesitas leer entre líneas ni preocuparte por las relaciones interpersonales; solo tienes que aprovechar la oportunidad y podrás alcanzar la libertad financiera en el menor tiempo posible. Sin embargo, la dificultad del comercio radica en que, para lograr la libertad financiera a través del comercio, debes superar constantemente las debilidades humanas y el costo del tiempo.
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La acción de comerciar es muy simple; comprar o vender se puede hacer fácilmente. Detrás de esta facilidad está el esfuerzo extraordinario que el comerciante ha invertido, soportando presiones inusuales.
El comercio exige una serie de cualidades de una persona. Para convertirse en un comerciante profesional que no sea demasiado malo, es necesario tener una comprensión profunda de las técnicas básicas del comercio, conceptos fundamentales, economía, psicología, gestión de fondos, física, filosofía, historia, informática y conocimientos de programación.
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En un mercado en constante cambio, para convertirse en un comerciante de élite, uno debe sobrevivir a pérdidas repetidas, soportar un dolor infinito y burlas sin poder expresarlo. Hay que aprender a comerciar a través del comercio, esforzándose por obtener los secretos y patrones no revelados, experimentando innumerables fracasos y teniendo el valor de levantarse de ellos para tener la oportunidad de tener éxito.
Para una persona normal, el comercio profesional es un camino doloroso, solitario y cruel.