Recientemente, un joven de Singapur, con solo 20 años, ha causado un gran revuelo en el mundo de las criptomonedas. En solo un mes, ha pasado de ser un completo desconocido a convertirse en un asombroso ladrón de criptomonedas.
Mira, alguien en sus veinte años puede planear el robo de criptomonedas más grande en la historia de Estados Unidos, con un monto involucrado de hasta 315 millones de dólares; y mírate a ti mismo, también en tus veinte, trabajando duro en la oficina el sábado.
Este joven se llama Marlon Lin, no dejes que su juventud te engañe, ha estado navegando en la dark web y en foros de criptomonedas durante años. Es astuto y muy hábil, y conoce a la perfección las vulnerabilidades en la tecnología blockchain y los intercambios.
Es lamentable que no haya logrado convertirse en un genio emprendedor de una startup de blockchain por su propio talento, sino que ha tomado un camino equivocado: robó 4100 bitcoins, valorados en aproximadamente 230 millones de dólares, equivalentes a unos 1.68 mil millones de yuanes, sin duda una cifra astronómica que la mayoría de las personas no podrían alcanzar en toda su vida.
Marlon Lin utiliza seudónimos como “Anne Hathaway” y “' en modo matemático en posición” para ocultar su paradero en el mundo digital. Su cómplice, AJ (también un seudónimo), usa “VersaceGod” y “SkidStar” como cobertura.
Sus métodos delictivos son verdaderamente “metódicos”: al principio, utilizan medios técnicos para enviar correos electrónicos a las víctimas notificándoles sobre “accesos no autorizados a Google Account”, para captar su atención. Después de unos días, Marlon Lin se disfrazó de empleado de Google y llamó a la víctima, haciéndose pasar por alguien que quería preguntar sobre la situación, controlando gradualmente a la víctima y obteniendo suficiente información clave para finalmente acceder a su Google Drive.
En Google Drive, extrajeron diversos datos personales de la víctima, incluyendo los detalles de sus activos en criptomonedas en la plataforma Gemini. Luego, AJ se hizo pasar por un empleado de la plataforma Gemini para contactar a la víctima y persuadirla astutamente para que descargara un software que supuestamente “protegía activos criptográficos”. Con este software, robaron sin que la víctima lo supiera su clave privada, y finalmente se apoderaron de 4100 bitcoins.