Las reservas de Bitcoin se desplomaron en 2024, a solo 2,4 millones, lo que generó un importante shock de oferta. Los inversores, especialmente las instituciones, retiraron activos del intercambio para conservarlos a largo plazo, mostrando una fuerte creencia en el potencial de Bitcoin.
Los precios de Bitcoin se dispararon, desde 40.000 dólares a principios de año hasta un nuevo máximo de 104.000 dólares en noviembre. La relación inversa entre el precio y las reservas se hizo evidente, a medida que la oferta disminuyó y la fuerte demanda hizo subir los precios.
Las reservas reducidas y la oferta limitada son señales positivas para el mercado. Si esta tendencia continúa, Bitcoin podría establecer nuevos récords para finales de 2024 y 2025. Sin embargo, la volatilidad sigue siendo un gran riesgo, lo que requiere que los inversores sean cautelosos y estratégicos.