En 2010, el abuelo Joe llamó a su nieto, Kevin, a su estudio.
Joe: "Hijo, me enteré de una cosa nueva llamada Bitcoin. Compré 1000 por 10 dólares. Están almacenados en este USB. ¡Guárdalo en un lugar seguro, es tu herencia!".
Kevin, que en ese momento era un adolescente, tomó el USB y dijo: "Claro, abuelo". Pero en su cabeza pensó: "Este viejo ni siquiera sabe cómo usar Facebook. ¿Qué es un Bitcoin? Debe ser alguna tontería de los baby boomers".
En 2024, Kevin vio en las noticias: "Bitcoin alcanza los 90.000 dólares".
Casi se atragantó con el café. Al darse cuenta de lo que tenía, corrió a su habitación a buscar el USB. Después de horas de buscar, finalmente lo encontró... cubierto de polvo en el fondo de un cajón.
Kevin lo enchufó y, para su alivio, vio el archivo de la billetera Bitcoin. Cuando estaba a punto de abrirlo, se quedó paralizado.
Kevin: "Espera... ¿por qué este USB huele a plástico quemado?"
Entonces se dio cuenta: hace tres años, había usado ese USB para arreglar una pata de mesa que se tambaleaba y la había partido por la mitad sin querer.
Kevin se desplomó en el suelo, mirando al techo, susurrando para sí mismo:
"Usé 150 millones de dólares... como calce para la mesa".
El abuelo Joe todavía se pregunta por qué Kevin evita las cenas familiares ahora.
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