El problema de los pobres
El aumento de popularidad de $PEPE ha sido impulsado por personas pobres que esperan convertir unos pocos dólares en riqueza que les cambie la vida. Irónicamente, esta abrumadora dependencia de las personas pobres es exactamente la razón por la que el token está condenado al fracaso.
Malas inversiones, malas decisiones y gente pobre
Las personas pobres que ingresan al mercado con 5 o 6 dólares carecen de la alfabetización financiera o la paciencia para mantener el activo a largo plazo. Se obsesionan con las microganancias y venden después de ganar 67 centavos...
Este comportamiento miope genera una volatilidad constante de los precios, lo que hace imposible que PEPE mantenga la estabilidad.
Las personas pobres tienen más probabilidades de entrar en pánico ante la primera señal de una recesión. Al carecer del colchón financiero para asumir riesgos, se deshacen de sus tenencias en masa, lo que desencadena reacciones en cadena que hacen colapsar el precio del token.
A diferencia de #rich o los inversores institucionales que aportan estabilidad, las personas pobres no contribuyen más que con publicidad e inestabilidad. Sus pequeñas transacciones y acciones impulsivas repelen a los grandes inversores, lo que deja a PEPE vulnerable a los caprichos del mercado.
La excesiva dependencia de PEPE de los pobres es un defecto fatal. Su falta de recursos financieros, su comportamiento impulsivo y su enfoque en las pequeñas ganancias garantizan que el token siga siendo volátil y poco fiable. Mientras los pobres dominen su base de inversores, ¡PEPE está destinado al fracaso!