La propuesta de Kamala Harris de un impuesto del 25% sobre las ganancias no realizadas, es decir, las ganancias por inversiones que aumentaron de valor pero aún no se vendieron, ha generado un importante debate. Los defensores sostienen que podría ayudar a abordar la desigualdad de ingresos y garantizar que las personas más ricas paguen impuestos sobre sus activos. Los críticos, sin embargo, advierten que podría crear inestabilidad económica al desalentar la inversión, complicar la valoración de los activos y generar posibles problemas de liquidez. El impacto en los mercados y los inversores individuales dependería de los detalles de la implementación y de cómo se integre con el sistema tributario más amplio.