Queremos lograr toda una vida de logros cuando tengamos veinte y treinta años.
Mamá dijo, mira la edad que tienen los niños.
La sociedad dice: miren a las personas, cuánto dinero ganan y cuánto dinero compran, como autos y casas.
Entonces también sentimos que a esta edad deberíamos lograr algunos logros.
Pero, para ser honesto, a esta edad no tenemos la capacidad de tener éxito.
La larga educación en el campus no nos enseñó verdaderas habilidades de supervivencia.
La llamada educación familiar a menudo se mezcla con daño, restricción y presión hacia abajo.
Somos como plántulas de trigo que acaban de brotar y temblar, pero todavía necesitan un verano de reparación y gestación antes de poder madurar.
Solo hay dos tipos de personas que pueden cosechar en esta etapa: uno es aquel que tiene suficiente orientación en la etapa inicial o cuya familia ha desplegado muchos recursos. Solo necesitan ejecutar y seguir el plan.
El otro tipo son aquellos que están desesperados, exprimiendo su propio tiempo, salud y energía, tratando desesperadamente de aprovechar todas las oportunidades, junto con visión y buena suerte, a cambio de cosechas más fructíferas que otras.
Pero a la mayoría de las personas les falta un poco de suerte para hacer lo primero y un poco de crueldad para hacer lo segundo. El mejor camino que queda es transformarse lentamente a su propio ritmo, aceptar las dificultades que debe encontrar y nunca retroceder ante las mismas. Problemas que hay que afrontar. Calibra tus objetivos cada vez, pasa la prueba paso a paso y acumula años y meses hasta alcanzar la altura que deseas.
Así que no te odies, estás haciendo un gran trabajo.