El mundo digital cambia constantemente con la aparición de influencers virtuales diseñados con tecnología sofisticada. Estas imágenes digitales, posibles gracias a la inteligencia artificial y las tecnologías avanzadas, han llevado a un aumento en la definición de cómo las marcas se relacionan con la audiencia y comercializan sus productos o servicios. Aunque la idea no es única, los recientes avances en la IA y la creciente prominencia de la economía de los creadores han llevado a un resurgimiento de los influencers virtuales.

Por ejemplo, la marca de moda de lujo Coach lanzó en marzo su campaña “Find Your Courage”, protagonizada por una influencer virtual, Imma. Cabe destacar que incluso las plataformas sociales están empezando a participar. Por ejemplo, se dice que TikTok está trabajando en una funcionalidad basada en inteligencia artificial para crear personas influyentes de inteligencia artificial que protagonicen videos, lo que potencialmente podría competir con creadores humanos reales por algunas ofertas publicitarias. Sin embargo, los influencers virtuales no son diferentes de aquello por lo que se ha criticado a la IA y han logrado crear una fuerte división en la industria del marketing, con algunos puntos de vista opuestos.

Rentabilidad y flexibilidad

Las campañas de influencers virtuales son más baratas que las campañas de influencers tradicionales. A diferencia de sus homólogos humanos, los influencers virtuales casi no incurren en costos de producción, ya que se han eliminado los costos de contratación de talentos, viajes y búsqueda de ubicaciones.

Estos gastos probablemente serán significativamente menores porque todo lo que se requiere es este personaje digital en una pantalla que pueda ser manejado por un equipo ubicado en cualquier lugar. Por ejemplo, Rafael Schwartz, director de ingresos de la agencia de marketing de influencers Territory Influence, presupuestaría al menos 50.000 dólares para una producción de vídeo a gran escala con un influencer más grande; sin embargo, un influencer virtual podría reducir ese costo a menos de $1000.

Los presupuestos se han reducido drásticamente, lo que permite a los especialistas en marketing planificar mejor los gastos y aumentar el grado de retorno de la inversión. Además, los influencers virtuales se caracterizan por su capacidad de superar las limitaciones humanas gracias a su flexibilidad. Estas entidades digitales no están limitadas por restricciones de tiempo y están activas durante todo el día, abasteciendo a audiencias de diferentes zonas horarias sin tener que estar cansadas o debido a conflictos de horarios.

Control y confiabilidad

El desempeño de un influencer virtual no se limita al ciclo de 24 horas de un humano. Además, la agenda de un ser humano es algo que pronto se vuelve cada vez más dinámico y puede producir cada vez más frustraciones. A diferencia de los influencers humanos altamente impredecibles que podrían cometer errores personales que pongan en riesgo la reputación de la marca, las contrapartes virtuales siguen la línea de la marca desde cero y minimizan el riesgo de crear una imagen negativa. Con un control total sobre su mensaje e imagen, las marcas pueden protegerse y comunicarse de manera consistente con los consumidores. Marcas como Ludo Magalu son ejemplos probados y trabajan las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Desafíos y controversias

Sin embargo, el fenómeno de los influencers virtuales no está exento de desafíos e inquietudes. Debido a que la tecnología y la codificación necesarias para crear un influencer virtual son modernas, diseñar uno es muy costoso.

Aunque existe mucho escepticismo sobre si los influencers humanos son verdaderos o no, lo que juega a su favor es el tipo de experiencia y emoción humana que deben mostrar.  Los consumidores compran personas influyentes en virtud de cuánto se conectan con sus personalidades y experiencias, a quienes sienten apegados a lo parasocial. Los influencers virtuales no son seres humanos y, por tanto, no tienen experiencias humanas. Pueden imitar experiencias, pero no son tan buenas.

Los influencers virtuales son perfectos en roles funcionales, como tutoriales de maquillaje, pero no producen tanta empatía y relacionabilidad, que son virtudes necesarias para desarrollar una lealtad duradera del consumidor.