El análisis de hoy subraya la posible necesidad de que los maximalistas de Bitcoin y los entusiastas del oro coexistan armoniosamente. Su correlación mínima implica que pueden desempeñar funciones distintas dentro de una cartera de inversiones, ofreciendo beneficios de diversificación complementarios cuando se combinan estratégicamente. Desde mi perspectiva, cada clase de activo posee atributos únicos: Bitcoin personifica el dinamismo, mientras que el oro encarna una alternativa tradicional.

Sin embargo, mantengo la convicción de que Bitcoin superará al oro en términos de activos, particularmente en el ámbito de las inversiones en ETF, donde los activos alternativos tienen menos popularidad en comparación con sus contrapartes dinámicas. En este contexto, la prominencia de los activos dinámicos supera significativamente a las alternativas. Por el contrario, las instituciones tienden a favorecer los activos alternativos, que representan una parte considerable de sus estrategias de inversión.

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