Según el informe de Jinshi, el análisis institucional señaló que los datos del IPC de Estados Unidos estaban calientes y que el dólar estadounidense subió a 152 frente al yen, el nivel más alto desde 1990. Esto podría provocar una mayor intervención verbal por parte de los japoneses. Los operadores de divisas sospechan que el nivel real de intervención será mayor cuando las autoridades japonesas se convenzan de que los inversores en impulso se han extendido demasiado.