En el campo de la inversión, el mayor error que una persona puede cometer no está determinado por su nivel de inteligencia, sino por la influencia de la naturaleza humana. El éxito o fracaso de las inversiones a menudo depende de cómo controlamos nuestra propia humanidad. La clave está en establecer un sistema de negociación que no se rompa fácilmente y en adherirse a estas reglas durante el comercio. Solo cuando encontramos condiciones de inversión que cumplen con estos estándares, debemos actuar. Una vez que hemos cruzado el abismo entre el conocimiento y la acción, hemos encontrado la llave hacia un espacio de pensamiento de mayor nivel, lo que significa que hemos abierto la puerta a las ganancias.

Esta es la ley de la naturaleza, así como la regla de las inversiones.