Los sutras se pasan a la última página
Nadie levanta la vista, sigo escuchando con respeto
Una voz débil, Abangdi
Amar es darlo todo, odiar es no dejar lugar
Las tres almas y siete espíritus perdidos no dicen nada
Hoy es un dios, mañana es una ofrenda
Me siento avergonzado por mis ancestros de origen incierto
El invierno ha llegado a su fin
¿Por qué el fuego salvaje parpadea?
La mesa de ofrendas está vacía
¿Por qué se habla de la conciencia del mundo solo cuando la espada se oxida?
Dame el país, dame la belleza, dame mil años de logros y fracasos
Déjame montar, déjame leer los sutras, déjame galopar lejos
Aparte de la muerte, nada merece ser perseguido
Además de la leyenda, nada puede vivir para siempre
Texto / Arno Abou