El último proyecto de Elon Musk, codirigido con Vivek Ramaswamy, está sacudiendo el mundo financiero hasta lo más profundo. La iniciativa, denominada Departamento de Efectividad Gubernamental (DOGE), lanzada bajo el presidente electo Donald Trump, está diseñada para recortar el gasto federal destinando 500 mil millones de dólares a lo que ellos llaman gasto no autorizado o uso indebido.

Pero si bien Elon considera que la reducción de costos y la desregulación son sus objetivos finales, las posibles consecuencias de DOGE preocupan a Wall Street.

Los contratistas federales, las gigantescas compañías farmacéuticas e incluso los gigantes de la defensa como Boeing y Lockheed Martin se están preparando para una tormenta. Los analistas de TD Cowen levantaron señales de alerta. Roman Schweizer, en una nota a los clientes el viernes, calificó a DOGE como "un factor de riesgo importante" para las empresas involucradas en contratos gubernamentales.

"Los recortes son posibles y habrá incertidumbre durante varios meses", afirmó. Para un mercado que ya está preocupado por las valoraciones altísimas, DOGE puede ser simplemente la bola de demolición que nadie quiere.

DOGE apunta a gastar 500 mil millones de dólares

En un editorial del Wall Street Journal, el dúo explicó su enfoque: reducir la sobrecarga regulatoria, reducir los costos administrativos y ahorrar a los contribuyentes miles de millones de dólares. Dicen que esto limitará el desperdicio federal y, en palabras de Elon, "pondrá al gobierno a dieta".

Parte del plan incluye recortar el gasto discrecional, recortar la financiación para organizaciones como la Corporación de Radiodifusión Pública y reestructurar las políticas federales de fuerza laboral. Por ejemplo, Elon quiere reducir la plantilla fomentando las renuncias voluntarias y obligando a los empleados federales a trabajar directamente. Esta es la táctica clásica de Elon: recortar costos, recortar más y luego recortar un poco más.

Pero el problema aquí es que los analistas se muestran escépticos sobre cuánto puede aportar realmente DOGE. TD Cowen estima que la iniciativa podría ahorrar entre 50.000 y 100.000 millones de dólares al año. Es mucho dinero, claro, pero no es nada comparado con el déficit federal, que se espera que alcance los 1,7 billones de dólares para 2024. Además, el Congreso tendría que aprobar cualquier recorte importante, lo que significa que DOGE no sólo está inmovilizado, sino prácticamente esposado.

Los contratistas se preparan para el impacto

Si DOGE logra su objetivo, algunos de los nombres más importantes del negocio podrían sufrir enormes pérdidas. Los contratistas federales (empresas que viven y mueren de los presupuestos gubernamentales) son especialmente vulnerables.

Según TD Cowen, gigantes de la defensa como Lockheed Martin, Northrop Grumman, General Dynamics, Boeing y RTX se encuentran entre los contratistas que sufren más pérdidas. Sólo el Departamento de Defensa tiene un presupuesto de 877 mil millones de dólares, y cualquier recorte allí podría afectar a estas empresas donde más les duele: sus resultados.

No es sólo la industria de defensa la que se ve afectada. Leidos Holdings, que maneja contratos de Seguridad Nacional, Justicia y Transporte, también podría sentir la presión.

Las compañías farmacéuticas como Merck, Pfizer y Humana tampoco están seguras, ya que ganan miles de millones de dólares a través de contratos de Salud y Servicios Humanos.

El temor es real: las acciones de algunas de estas empresas se han visto afectadas, en parte debido a las altas valoraciones, pero también porque los inversores temen la amenaza inminente de DOGE.

Los analistas de TD Cowen también señalaron que, si bien el daño potencial es significativo, puede que no sea tan catastrófico como podría pensarse. El Congreso mantiene el control en lo que respecta a la regulación.

Por supuesto, ninguna historia sobre Elon estaría completa sin algo de locura criptográfica. Desde que Trump anunció DOGE, Dogecoin (la moneda meme que Elon respaldó) se ha disparado más del 150%. Los inversores están apostando fuerte por la participación de Elon, considerándola una señal alcista para DOGE.

Los comerciantes minoristas están acudiendo en masa, alimentando una fiebre especulativa que parece más un casino que un mercado. El mercado de las criptomonedas en general tiende a reaccionar a cada movimiento de Elon. Y ha aumentado desde que Trump ganó las elecciones.