En vísperas de la cumbre del G20 en Río de Janeiro, el jefe de la ONU para el clima, Simon Stiell, instó a los líderes de las principales economías del mundo a enviar un fuerte mensaje de apoyo a la financiación climática global. Tal paso, según Stiell, podría desbloquear acuerdos cruciales en la COP29 en Bakú, donde las negociaciones avanzan lentamente para aumentar los recursos para mitigar los impactos del cambio climático.
“El G20 debe proporcionar señales claras y completas”, dijo Stiell en su carta, enfatizando la necesidad de aumentar las subvenciones, los préstamos y el alivio de la deuda para que los países vulnerables puedan tomar medidas climáticas más audaces sin la carga de los costos del servicio de la deuda.
Apoyo al sector empresarial y desafíos en Bakú
Los líderes empresariales se sumaron al llamado, con coaliciones como We Mean Business y el Consejo Brasileño para el Desarrollo Sostenible, pidiendo políticas que aceleren la transición energética y fomenten la inversión privada en energía limpia.
En la COP29, los avances han sido limitados. Las negociaciones buscan fijar un objetivo anual de financiación climática de movilizar al menos un billón de dólares para 2030, según los economistas. Pero persisten las diferencias sobre el monto y los países que deberían contribuir, lo que frena los acuerdos.
Divisiones y prioridades nacionales
Los negociadores europeos han señalado la resistencia de los principales productores de petróleo, como Arabia Saudita, que han bloqueado discusiones clave sobre la transición global hacia el abandono de los combustibles fósiles.
Mientras tanto, países como Uganda están haciendo hincapié en la urgencia de lograr acuerdos sobre financiación asequible para proyectos de energía limpia. “Sin recursos, la transición energética sigue siendo un sueño lejano”, dijo Ruth Nankabirwa, ministra de Energía de Uganda.
El tiempo se acaba
Ahora que el borrador se ha reducido a 25 páginas, queda mucho por hacer para alcanzar un consenso. Stiell y otros líderes climáticos subrayan que la cooperación entre las naciones es esencial para alcanzar acuerdos que marquen un punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático.
La cumbre del G20 se perfila como un escenario crucial para generar el impulso necesario y garantizar el éxito de la COP29 en su objetivo de financiar un futuro energético sostenible.