Australia, Canadá y Colombia están frenando sus planes de lanzar monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés). Pero la oposición no proviene solo de los ciudadanos. Esta vez, son los bancos centrales los que están expresando sus preocupaciones. Otros bancos centrales deberían tomar nota y seguir su ejemplo.

“Todavía no hay un caso claro de interés público para emitir una CBDC minorista en Australia”, dijo el Banco de la Reserva de Australia en un informe reciente. De manera similar, el Banco de la República de Colombia publicó un informe que decía: “No hay razones suficientes para la emisión de [una CBDC] (minorista o mayorista) en Colombia”. Por su parte, el Banco de Canadá dijo que está “reduciendo su trabajo sobre una moneda digital de banco central minorista y cambiando su enfoque hacia una investigación más amplia del sistema de pagos y el desarrollo de políticas”.

Los bancos centrales describieron algunas razones para frenar la actividad. En primer lugar, la mayoría de los funcionarios parecen reconocer que, en general, las opciones existentes en el sector privado son de gran utilidad para la gente. Es cierto que existen problemas, pero la banca móvil, las aplicaciones de pago, las criptomonedas y otras herramientas similares han ofrecido a la gente una gama cada vez mayor de opciones entre las que elegir.

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En segundo lugar, hablando de las opciones disponibles, los bancos centrales también expresaron su preocupación por el hecho de que la introducción de una CBDC socavaría el sistema financiero tradicional. En resumen, la introducción de una CBDC podría aumentar la posibilidad de corridas bancarias, reducir la cantidad de depósitos disponibles para los bancos y, en última instancia, desestabilizar el sistema financiero.

Situación de las CBDC minoristas en las economías avanzadas. Fuente: Banco de la Reserva de Australia

En tercer lugar, y por último, también se planteó la posible eliminación del efectivo. Si bien muchos bancos centrales han sostenido que las CBDC son necesarias porque el uso de efectivo está disminuyendo, el Banco de la Reserva de Australia advirtió que la introducción de una CBDC acabaría por aniquilar el efectivo.

Los lectores habituales de mi trabajo probablemente reconozcan algunas de estas preocupaciones: los críticos de las CBDC han estado escribiendo sobre los riesgos para la privacidad, la libertad y los mercados financieros durante años.

Norbert Michel, del Cato Institute, ha advertido durante mucho tiempo que “una CBDC daría a los funcionarios federales un control total sobre el dinero que entra y sale de la cuenta de cada persona”. Por otra parte, Natalie Smolenski y Dan Held, del Bitcoin Policy Institute, escribieron: “[L]as razones… para implementar las CBDC ya están bien cubiertas por bitcoin y las monedas estables”. Y Dante Disparte, de Circle, escribió: “Con una CBDC, los bancos centrales tendrían una puerta trasera directamente a su cuenta bancaria, así como los medios para monitorear cada transacción digital realizada”.

Cuando se trata de CBDC, los costos superan con creces los beneficios.

Sin embargo, a pesar de las críticas de larga data, es relativamente reciente que los bancos centrales estén adoptando posiciones oficiales contra el lanzamiento de las CBDC. Es cierto que ha habido objeciones individuales en ocasiones, pero las posiciones oficiales han sido extremadamente raras.

Basta con pensar en la actividad documentada en el CBDC Tracker de la Human Rights Foundation. De las 132 jurisdicciones que figuran actualmente, muy pocas han cambiado de rumbo. De hecho, se les ha dicho explícitamente que no lo hagan.

En esta misma época, en 2023, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, describió el ascenso de las CBDC como un “viaje” que requiere “coraje y determinación” a medida que los responsables políticos “se adentran en aguas abiertas”. Advirtió que “no es el momento de dar marcha atrás” y dijo: “En todo caso, necesitamos izar otra vela para ganar velocidad”.

Sin embargo, las noticias de Australia, Canadá y Colombia muestran que no todos están de acuerdo con las CBDC, ni tampoco con los planes del Fondo Monetario Internacional.

Las recientes declaraciones de estos bancos centrales no son en absoluto la última palabra sobre el asunto. La historia ha demostrado que las crisis pueden conducir rápidamente a cambios radicales en la forma en que operan los gobiernos, y nada de lo que han dicho estos bancos centrales es vinculante. Sin embargo, esta noticia es un cambio de ritmo bienvenido. Al menos, esta noticia demuestra que tal vez las CBDC sean menos inevitables de lo que algunas personas creen.

Nicholas Anthony es analista de políticas en el Centro de Alternativas Monetarias y Financieras del Cato Institute y miembro de la Human Rights Foundation. Es autor de Digital Currency or Digital Control? Decoding CBDC and the Future of Money y The Right to Financial Privacy: Crafting a Better Framework for Financial Privacy in the Digital Age.

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