Jamie Coutts, analista jefe de criptomonedas en Real Vision, ofrece una visión crítica sobre el futuro de la tokenización de activos del mundo real (RWA). Wall Street pronostica que entre 10 y 30 billones de dólares en activos tradicionales podrían tokenizarse en la próxima década. Sin embargo, Coutts considera que estas cifras son demasiado ambiciosas, especialmente si se tiene en cuenta que BlackRock, el segundo mayor gestor de activos, posee actualmente 10 billones de dólares en activos bajo gestión (AUM). En cambio, sugiere que si continúa la actual tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de dos años del 121%, una estimación más plausible podría ver alrededor de 1,3 billones de dólares en activos tokenizados para 2030.

Coutts analiza más a fondo lo que este nivel de tokenización podría significar para los ecosistemas blockchain, en particular en términos de ingresos por comisiones. Traza un paralelo con el S&P 500, que registró un volumen de operaciones de 130 billones de dólares en 2023 frente a una capitalización de mercado de 40 billones de dólares, lo que implica una tasa de rotación del 317%. Utiliza esto como referencia para proyectar las tasas de rotación potenciales de los activos tokenizados en las cadenas de bloques. Sin embargo, Coutts reconoce que esta estimación podría ser conservadora, dada la velocidad típicamente más alta de los activos en los ecosistemas de finanzas descentralizadas (DeFi). Imagina un escenario en el que activos como las acciones de Apple podrían pignorarse como garantía de préstamos, convertirse en Ethereum y luego apostarse para obtener un rendimiento en las plataformas DeFi, lo que destaca las posibilidades de integración entre las finanzas tradicionales y DeFi.

En lo que respecta a las comisiones por transacciones, Coutts predice que las cadenas de bloques reducirán significativamente las tasas de comisión de acciones tradicionales, lo que sugiere que es más probable que se aplique una tasa de un punto básico (pb) sobre el volumen negociado. Incluso con esta tasa más baja, los ingresos potenciales por comisiones de las cadenas de bloques podrían ser sustanciales. Además, sostiene Coutts, la tokenización de activos tradicionales podría crear un "efecto volante" en otras partes del ecosistema de las cadenas de bloques, incluidos los tokens no fungibles (NFT), las plataformas sociales y los juegos, lo que impulsaría aún más la adopción y los ingresos.

Coutts también analiza las implicaciones para Ethereum, que sigue siendo la plataforma preferida por los primeros emisores de activos tradicionales tokenizados. Señala que BlackRock y Franklin Templeton ya han tokenizado más de 900 millones de dólares de bonos del Tesoro de Estados Unidos en Ethereum, lo que subraya el dominio actual de la plataforma. Sin embargo, advierte de un “dilema emergente de Ethereum”, en el que las soluciones de capa 2 (L2) podrían capturar la mayor parte de los ingresos, dejando a la capa 1 (L1) de Ethereum solo con las tarifas de liquidación. Los rollups con permisos, como los que podrían desarrollar empresas como Robinhood o Interactive Brokers, podrían llevarse el 95-99% de los ingresos, lo que limitaría el valor que se acumula para Ethereum a menos que pueda escalar su L1 de manera efectiva.

Coutts también especula sobre el futuro de las L2, sugiriendo que en entornos sin permisos, las L2 podrían eventualmente activar un cambio de tarifas, permitiendo a los poseedores de tokens beneficiarse de los ingresos generados. En este contexto, cree que las L2 actúan como una opción de compra sobre la posibilidad de capturar un valor significativo en el futuro. Sin embargo, según Coutts, esto plantea la pregunta de cuánta participación de mercado se capturará finalmente en el nivel L1 frente a L2, un factor crucial para determinar la propuesta de valor a largo plazo de Ethereum.

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