Halving, máximos históricos, apertura institucional, pero un cierre amargo en este año bisiesto.
2024 fue un año de éxito y buenas noticias, que terminó con un par de contratiempos.
En 2025 veremos más apertura del mundo institucional, con intentos de centralización.
Un año de éxitos
Como este y otros medios hemos comentado varias veces, el 2024 fue un año bisagra para la legitimidad de Bitcoin en las finanzas reguladas, y, por ende, para su aceptación social en general. Recordemos que hasta 2023 el panorama financiero era muy hostil a Bitcoin en EE. UU., con un gobierno que obstaculizaba casi abiertamente la interacción entre la criptoeconomía y las finanzas tradicionales en lo que se conoció como operación choke point 2.0.
2024 nos regaló lo que pareció un giro de 180° en estas políticas: primero con la aprobación de los fondos de inversión de Bitcoin; más adelante con un candidato presidencial que puso a la primera criptomoneda como eje de su campaña. Además de eso, 2024 fue un año de halving, el cual históricamente ha inaugurado un ciclo alcista a partir de los 6 meses de dicho evento; algo que ocurrió este año también, dándole a Bitcoin nuevos máximos históricos por encima de los cien mil dólares.
Todo esto generó un clima de optimismo generalizado entre los bitcoiners, en el que parecía que el establishment ya estaba a nuestro favor.
Un fin de año desanimado
El último mes de 2024 una serie de noticias del ámbito institucional derribó parcialmente ese sentimiento optimista. La primera fue que el director de la reserva federal dijo en una entrevista que el organismo no está autorizado a comprar bitcoins, ni le interesa cambiar eso por el momento. Si bien esto no es grave, ni siquiera es algo inesperado, fue un baldazo de agua fría para los que pensaban que el plan de Trump estaba a la vuelta de la esquina.
Una noticia quizás de mayor relevancia fue la negativa de Microsoft a comenzar una estrategia de adquisición de bitcoins. Esto nos mostró que a pesar de los fondos de inversión y del éxito de algunas estrategias de reserva de bitcoins como la de MicroStrategy, grandes corporaciones tecnológicas todavía se mantienen en el escepticismo respecto a BTC.
Pero la que considero más relevante de todas fueron las concesiones de El Salvador frente al Fondo Monetario Internacional. El FMI es conocido, particularmente por los sectores más progresistas, como la cara del orden neoliberal o del colonialismo estadounidense. Esta noción es compartida por bitcoiners radicales comprometidos con los derechos humanos, tales como Alex Gladstein en esta nota. El sentimiento es recíproco, ya que el organismo ha atacado a Bitcoin desde prácticamente siempre.
Lo desalentador de lo ocurrido con el gobierno de El Salvador, es que había recurrido a Bitcoin como una vía para librarse del dominio financiero de EE. UU. a través del dólar y de la dependencia de este tipo de organismos. Mas, al necesitar un préstamo del fondo, tuvo que plegarse a sus condiciones, sacrificando parte de ese espacio de autonomía que había logrado constituir.
Los desafíos para 2025
El caso de El Salvador nos muestra de primera mano cómo el establishment nocoiner actúa para mantener la hegemonía del dólar en el plano internacional, particularmente en Latinoamérica. Otro caso de este tipo, aunque más sutil, es Argentina, donde el FMI puso como condición de su acuerdo con el país el desalentar el uso de criptomonedas.
Por más que el gobierno argentino fuese bitcoiner (cosa que no es), igualmente tendría las manos atadas por el organismo, so pena de entrar en cesación de pagos. Es por eso, continuando con el caso argentino, que la llamada competencia de monedas se confunde con el plan de dolarización. Se espera (y se fomenta) que sea la divisa estadounidense la que tome protagonismo, antes que Bitcoin o cualquier otra.
Sin ánimo de entrar en el terreno de la conspiranoia, puede atisbarse en el horizonte una nueva estrategia del establishment para mantener el control, no ya rechazando Bitcoin, sino tratando de acapararla. Un poco como comenté en un artículo previo, hay un sector corporativo pujando por una adopción masiva de bitcoin, pero solamente como medio de ahorro, dejando al dólar como moneda de cambio. La victoria de Trump y de su promesa de crear una reserva estratégica de bitcoin para EE.UU. quizás en parte inspirada por Jason Lowery, perfecciona este plan, poniendo a jugar también al Estado.
Si bien no forma parte del nuevo gobierno ni tiene gran influencia en él, Michael Saylor recientemente habló de un plan por el cual EE. UU. acapara la red de Bitcoin y convierte al dólar en una CBDC global.
«Así que mi estrategia sería – y realmente creo que es una estrategia de genio del mal; es tan buena que nuestros enemigos nos odiarían, pero nuestros aliados también se quejarían. Y EE. UU. ganaría 100 billones de dólares en un santiamén.
Esta es la estrategia: Te deshaces del oro, desmonetizas toda la red de oro. Compras bitcoin – 5 millones o 6 millones de bitcoins – y monetizas la red Bitcoin. Todo el capital en el mundo, sentado en bienes raíces de Siberia o gas natural chino o cualquier otro derivado que se mantiene como un almacenamiento de valor a largo plazo – europeos, africanos, sudamericanos, asiáticos, todos ellos simplemente se deshacen de sus propiedades de mierda y de sus activos de capital de mierda y compran bitcoin. El precio de bitcoin se va a la luna.
Los EE. UU. son los grandes beneficiarios. Las empresas estadounidenses son los grandes beneficiarios. Y mientras haces eso, normalizas y apoyas la moneda digital, y simplemente defines la moneda digital como el dólar estadounidense respaldado por equivalentes en dólares estadounidenses en un custodio estadounidense regulado y auditado. ¿Qué pasa después?
150.000 millones de stablecoins se convierten en 1 billón de dólares, 2 billones de dólares, 4 billones de dólares, probablemente entre 8 y 16 billones de dólares, y creas entre 10 y 20 billones de dólares de demanda de deuda soberana estadounidense.
Mientras que estás quitando un poco de la demanda porque el activo de capital de bitcoin crece, estás añadiendo de nuevo la demanda para respaldar la stablecoin. [El dólar digital estadounidense entonces] reemplaza al CNY, al rublo. Sustituye a todas las monedas africanas. Sustituye a todas las monedas sudamericanas. Sustituye al euro.
Si realmente crees en la moneda de reserva mundial de EE. UU. y en los valores de EE. UU., todas y cada una de las divisas del mundo se fusionarán en realidad con el dólar de EE. UU. si estuviera disponible libremente.»
Michael Saylor – fundador de MicroStrategy