Algunas personas prefieren la información "positiva", pero la fuerza impulsora que la impulsa a menudo proviene de una profunda ansiedad, falta de confianza en uno mismo, inercia de pensamiento y rechazo de la información negativa.

Este fenómeno es similar al de las personas que obviamente tienen ojos, pero eligen caminar con los ojos cerrados, consolándose pensando que están caminando por un camino liso y nunca se caerán. Sin embargo, esta actitud de autoengaño no nos ayuda a evitar los "tropezones" de la vida.

La función esencial del cerebro es pensar, y ignorar la realidad no hará que los desafíos desaparezcan. Sólo hará que enterremos la cabeza en la arena como avestruces y evitemos los problemas.

Al contrario, debemos afrontar la realidad, ver claramente el camino a seguir y prepararnos con antelación para prevenir posibles riesgos. Cuando entendemos completamente y nos preparamos para posibles situaciones, naturalmente podemos mantener la cabeza en alto y dar cada paso con confianza.

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