Según Wu Shuo, la revista Fortune reveló que el fundador de Shima Capital, Yida Gao, creó una entidad extraterritorial secreta sin el conocimiento de los inversores y canalizó los activos de su fondo de riesgo hacia una empresa establecida bajo su propio nombre. Este comportamiento le dificultó recaudar fondos adicionales. En 2024, los inversores de Shima comenzaron a descubrir la existencia de diferencias en la estructura de propiedad y de valoración, lo que les llevó a alertar a la dirección de Shima.