El lenguaje es uno de los enigmas evolutivos más misteriosos. Los científicos aún no están seguros de por qué los humanos y otros primates tienen tanto en común, pero no comparten la capacidad de hablar. Hasta hace poco, en un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell, los investigadores descubrieron el complicado lenguaje de los orangutanes. Los orangutanes, los grandes simios del sudeste asiático, son conocidos por su sofisticada comunicación vocal. Sin embargo, a los investigadores les ha resultado difícil comprender las sutilezas de su repertorio.

Tras un cuidadoso estudio que duró tres años, los investigadores han conseguido descifrar los complicados patrones que se ocultaban en los rugidos, suspiros y otras vocalizaciones de los orangutanes de Borneo, y así, pudieron obtener información única sobre sus habilidades de comunicación.

Análisis asistido por IA

La investigación, publicada en la revista PeerJ Life & Environment, supone un gran avance en el conocimiento de la comunicación de los orangutanes. El equipo de investigación reforzó su estudio comparando los métodos de detección de la IA con el trabajo de biólogos y científicos bioacústicos, que utilizaron únicamente sus oídos, intelectos y herramientas de medición entrenados.

El equipo de investigación reunió un conjunto de datos de 117 llamadas largas grabadas por 13 machos de una especie en particular, el orangután de Borneo, utilizando 46 mediciones acústicas en 1.033 pulsos diferentes detectados en esas llamadas. Afirmaron: “Estas características parecen aumentar enormemente la complejidad potencial de esta señal”, lo que implica que la humanidad pronto sabrá lo que dicen los grandes simios.

Según la autora principal del estudio, la Dra. Wendy Erb, “nuestra investigación tuvo como objetivo desentrañar las complejidades de los llamados largos de los orangutanes, que desempeñan un papel crucial en su comunicación a grandes distancias en las densas selvas tropicales de Indonesia”.

Un enfoque multifacético

El equipo utilizó un algoritmo de aprendizaje automático no supervisado de última generación, Uniform Manifold Approximation and Projection (UMAP), que se había utilizado con éxito para decodificar "repertorios vocales animales" para la Universidad de California en San Diego en 2020.

El algoritmo UMAP se mejoró con más algoritmos estadísticos escritos en el lenguaje de programación R. Además de otros tipos de aprendizaje automático supervisado, se utilizó R en el proceso, pero en todos los casos, las 1.033 fases y pulsos vocales únicos de los simios se dividieron al azar en una división 60/40, donde el 60 por ciento se utilizó para entrenar a la IA y el 40 por ciento restante se utilizó para probar la precisión de su capacidad de clasificación recién entrenada.

Utilizando una combinación de técnicas de aprendizaje automático supervisado y no supervisado, el equipo de investigación clasificó tres tipos de pulsos principales: "Rugido" para pulsos de alta frecuencia, "Suspiro" para pulsos de baja frecuencia e "Intermedio" para aquellos que se encuentran entre las dos categorías.

Su investigación no se centró en lo que decían los primates, pero sí ayudó a detectar cómo lo decían. Los investigadores finalmente se dieron cuenta de que los orangutanes utilizan una gama mucho más amplia de sonidos de lo que se suponía hasta ahora.

Implicaciones para la evolución humana

Los humanos somos los únicos primates capaces de producir los sonidos más complejos, pero aun así, existe una relación directa entre la forma en que los primates más primitivos adquirieron estas habilidades y la forma en que lo hicimos nosotros. Para que esto suceda, los científicos primero deben entender cómo las vocalizaciones más “graduadas” y utilizadas por animales como los orangutanes transmiten tan bien el significado.

A través del estudio de las vocalizaciones de los orangutanes, los científicos podrían llegar a descubrir cómo aprendieron a hablar los humanos. Cada especie crea su complejidad vocal como resultado de factores evolutivos como la selección sexual, los detalles de sus hábitats, sus estructuras sociales específicas y la presión de los depredadores.