En el ámbito de las criptomonedas, existe una dicotomía: dinero inteligente y dinero tonto. El dinero inteligente entra estratégicamente antes del aumento, obteniendo ganancias sustanciales y saliendo en la cresta de la ola, ya sean monedas meme, monedas perro o empresas en inteligencia artificial. Guiado por la previsión, navega por los giros del mercado. Por el contrario, el dinero tonto se une a la mitad de la ola o en su cenit, impulsado por la emoción y la especulación infundada, sólo para enfrentar las consecuencias de pasar por alto los riesgos inherentes de este dominio volátil.