Parte 2
Web3 va un paso más allá al promover el principio de descentralización. En Web3, los datos se almacenan distribuidos a través de la tecnología blockchain, no en servidores centralizados propiedad de corporaciones. Esto reduce el riesgo de censura e interrupción del servicio, al tiempo que brinda a los usuarios control total sobre sus datos.
Web3 en sí tiene varias características que incluyen:
Descentralización: los datos y las aplicaciones residen en una red que no está controlada por una sola entidad, lo que brinda resistencia a la censura y fallas del sistema.
Propiedad y control: los usuarios poseen sus datos con claves criptográficas, lo que les permite regular el acceso y el uso de esos datos para que nadie pueda eliminarlos o editarlos.
Sin permiso: cualquiera puede participar en la red Web3 sin necesidad de permiso de una autoridad central.
Pagos nativos: Web3 incluye criptomonedas para transacciones, lo que permite pagos directos entre partes sin intermediarios.
Interacción sin confianza: los contratos inteligentes permiten que los acuerdos se ejecuten automáticamente sin necesidad de confiar en un tercero.
Gobernanza del usuario: los tokens de gobernanza dan a los usuarios voz y voto en las operaciones de la red, creando un ecosistema más democrático.
Y también para respaldar el funcionamiento de Web3, existen varias tecnologías clave que respaldan el desarrollo de Web3, incluidas blockchain, criptomonedas, contratos inteligentes, aplicaciones descentralizadas (DApps) y organizaciones autónomas descentralizadas (DAO).
Aunque Web3 ofrece muchos beneficios, también enfrenta desafíos como la escalabilidad, la experiencia del usuario, ¿estamos preparados para la tecnología? y barreras regulatorias. Sin embargo, el impulso en torno a Web3 continúa creciendo, con una adopción y un interés cada vez mayores por parte de la comunidad tecnológica y del público en general.