Todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño libertario.
Tengo el sueño de que un día este mundo se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: “Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad”.
Tengo el sueño de que un día, en una tienda común en China, el código QR de Lightning Network reemplazará a Wechat Pay y Alipay, un hombre local y un europeo podrán transferir su moneda fácilmente a través de criptomonedas, y no a ser robado por cualquier gobierno.
Tengo el sueño de que un día incluso la RPDC, un Estado sofocado por el calor de la injusticia, un Estado sofocado por el calor de la opresión, se transformará en un oasis de libertad y justicia.
Tengo el sueño de que mis cuatro hijos algún día vivan en una nación donde puedan gastar su dinero libremente y no ser bloqueados por un banco central.