Los mendigos son demasiado tímidos para mendigar y terminan muriendo de hambre.
Los comerciantes son demasiado tímidos para pedir dinero y terminan cerrando sus tiendas.
Eres demasiado tímido para admitir tus errores y terminas convirtiendo a conocidos en extraños.
Eres demasiado tímido para confesarte con la persona que te gusta y terminas perdiéndola por otra persona.
Eres demasiado tímido para relacionarte con personas excelentes y terminas volviéndote mediocre.
Piensas que algunas cosas son vergonzosas, pero en realidad a nadie le importa.
Sé valiente, haz lo que quieras.
No seas tímido, estás viviendo para ti mismo.
¡Así que asegúrate de ser tú mismo con confianza!