Según Cointelegraph, los gobiernos de países ecológicos que estén considerando prohibir la minería de Bitcoin podrían dañar inadvertidamente la economía global. Los investigadores de Exponential Science sugieren que las políticas bien intencionadas podrían tener consecuencias no deseadas, como redirigir las actividades mineras a regiones con mayor intensidad de carbono. Este cambio podría resultar en un aumento neto de las emisiones globales de carbono, un fenómeno conocido como fuga de carbono agravada.
Los investigadores destacaron que la prohibición de la minería de Bitcoin en países con bajas emisiones podría conducir a un aumento de las emisiones de carbono a nivel mundial. Señalaron que no toda la minería de Bitcoin es igual, ya que los países utilizan diferentes fuentes de energía con distintos impactos ambientales. Por ejemplo, una prohibición de la minería en Canadá, que utiliza ampliamente la energía nuclear e hidroeléctrica, tendría un impacto negativo significativo. Tal prohibición podría aumentar las emisiones de la red en aproximadamente un 5,6%, o 2,5 millones de toneladas de CO2 al año.
El 24 de abril, Cointelegraph informó que la provincia canadiense de Manitoba había extendido una moratoria sobre nuevas solicitudes a la agencia gubernamental Manitoba Hydro para el servicio eléctrico de operaciones de criptomonedas. Esta extensión se aplica a nuevas solicitudes de mineros de criptomonedas y solicitudes de servicio eléctrico que aún no hayan dado lugar a un acuerdo para construir infraestructura.
Mientras tanto, el 1 de noviembre, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un conjunto de leyes que proporcionan un marco regulatorio para las operaciones de minería de criptomonedas en Rusia. Aunque la legislación define conceptos legales clave en la minería de criptomonedas, los expertos de la industria advierten que Rusia no ha legalizado por completo la minería de criptomonedas. En cambio, ven las medidas como un marco que establece nuevos controles y restricciones para el sector.