Según Bloomberg, recientemente salió a la luz un búnker oculto en la ciudad vinícola de Cochem, a unos 100 kilómetros de Frankfurt, lo que revela las históricas preocupaciones de Alemania por la seguridad de la moneda. Este sentimiento persiste mientras el Banco Central Europeo (BCE) considera la introducción de un euro digital. La privacidad sigue siendo una preocupación importante para muchos alemanes, y aproximadamente la mitad de la población expresa escepticismo hacia la moneda digital.

Durante una reciente visita al búnker, un grupo de jubilados locales expresó sus preocupaciones. Una ex empleada de banco mencionó que los pagos con tarjeta y en línea ya le hacían sentir que no tenía control sobre sus gastos. Otros temían que una moneda digital pudiera hacer que Alemania dependiera demasiado de la tecnología. Hans Heinrich Kloeppel, un empleado jubilado de Deutsche Post que organizó el viaje, prefiere usar efectivo por costumbre. Cabe destacar que ninguno de los otros visitantes estuvo dispuesto a revelar sus nombres.

El BCE tiene previsto abordar las cuestiones de privacidad y seguridad empleando técnicas de cifrado y hash de datos para evitar vínculos directos entre transacciones y usuarios específicos. Además, el euro digital estará disponible a través de tarjetas para su uso fuera de línea, con el objetivo de incluir a los ciudadanos menos familiarizados con las tecnologías digitales y a grupos vulnerables como los solicitantes de asilo. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, destacó que el euro digital coexistiría con el dinero físico, garantizando que nadie se quede atrás.

Mientras que los pagos con tarjeta están aumentando en Alemania, otros países como Austria, Eslovaquia y Malta se muestran aún más entusiastas con respecto al euro digital. Los alemanes más jóvenes están menos preocupados por las cuestiones de privacidad, y el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, se muestra optimista respecto de convencer a la generación de más edad de los beneficios del euro digital. Señaló que, si bien no podrá convencer a su madre de 92 años, la generación de más edad se está volviendo más experta en tecnología digital.

De vuelta en el búnker, que en su día almacenó hasta 15 mil millones de marcos alemanes alternativos, Kloeppel comparte las dudas de los demás visitantes, pero también reconoce que es inevitable adaptarse a los nuevos acontecimientos. "No se puede cerrar el paso", afirma. "Hay que adaptarse a estos nuevos acontecimientos".