Según BlockBeats, el 22 de julio, la directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, admitió en una audiencia en el Congreso que el asesinato de Trump el 13 de julio fue "el fracaso operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas".
Kimberly dijo que asumiría toda la responsabilidad por la violación de seguridad relacionada con el intento de asesinato de Trump, pero se negó a renunciar por ello.