El 7 de enero de 2025, Brad Garlinghouse, director ejecutivo de Ripple, y Stuart Alderoty, director jurídico, se reunieron para cenar con el expresidente Donald Trump en su residencia de Mar-a-Lago. Garlinghouse describió el encuentro como un buen comienzo para 2025.
Esta reunión tuvo lugar después de que Ripple ganara un caso contra la SEC, que acusó a la empresa de vender valores no registrados a través del token XRP. Esta victoria fortaleció la posición de Ripple en la industria de las criptomonedas.
Además, Ripple anunció planes de expansión intensiva en Estados Unidos, con el 75% de las nuevas ofertas de trabajo dirigidas al mercado estadounidense. Garlinghouse atribuyó este cambio a la llamada "Efecto Trump", que indica la actitud pro-criptomoneda de la administración entrante.
La reunión con Trump destaca la creciente influencia de Ripple en el cambiante entorno regulatorio estadounidense y genera optimismo sobre el futuro del mercado de las criptomonedas en 2025.