Hoy tengo que despedirme del prometedor mundo criptográfico en el que he puesto todo mi corazón y mis finanzas. Los sueños de un futuro rico y de libertad financiera desaparecen en un instante. Recuerdo vívidamente los días de insomnio, observando cada pequeño movimiento del mercado, esperando un milagro.
Lo apuesto todo a un futuro brillante, pero la cruel realidad me despertó. Las monedas virtuales, que alguna vez consideré activos valiosos, ahora son solo números en una pantalla. Me sentí engañada, abandonada en un juego sin reglas.
Lamento los sueños rotos, las oportunidades perdidas, la confianza traicionada. ¡Adiós criptografía! ¡Adiós, sueño de riqueza! Nunca olvidaré esta valiosa lección.