Según ChainCatcher, en una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, el presidente electo de EE. UU., Trump, hizo varias declaraciones impactantes en solo una hora y escaló sus comentarios sobre cuestiones de soberanía respecto a Canadá y otros países.

Hizo un llamado a absorber a Canadá como parte de EE. UU. mediante medios económicos, y no descartó el uso de la fuerza para apoderarse del Canal de Panamá y Groenlandia, además de exigir que los países de la OTAN aumenten sus gastos de defensa al 5% del PIB. También prometió que si Hamas no libera a los rehenes israelíes antes de que asuma, "la región de Medio Oriente caerá en el caos".

Además, Trump prometió renombrar el Golfo de México como "Golfo de EE. UU.". Aparte de amenazar con imponer aranceles a los países que no cooperen (incluido Dinamarca), no explicó cómo se lograrían estas promesas aparentemente imposibles.

En respuesta a esto, varias partes han reaccionado a las declaraciones de Trump. El Primer Ministro canadiense Trudeau dijo que Canadá no puede convertirse en un estado de EE. UU., el Ministro de Relaciones Exteriores del país afirmó que no se retirará ante las amenazas; el Primer Ministro danés reiteró: Groenlandia no está en venta; el Presidente de Panamá respondió que no hará una evaluación previa de las declaraciones de Trump sobre el Canal de Panamá antes de que asuma el cargo.

Los medios extranjeros comentan que estas declaraciones de Trump coinciden con una postura más audaz, es decir, Trump cree que tiene el mandato (del público y del colegio electoral) para expresar opiniones y tomar acciones casi a su antojo.