Ripple $XRP está expandiendo agresivamente su presencia en los Estados Unidos, con el 75% de las nuevas vacantes concentradas a nivel nacional, un cambio notable con respecto al período anterior, cuando la mayoría de las contrataciones se realizaron en el extranjero.

Esta medida se produce en medio de crecientes expectativas de un entorno regulatorio más amigable durante el próximo mandato del expresidente Donald Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero de 2025.

El director ejecutivo de Ripple, Brad Garlinghouse, llama a esto el "efecto Trump", refiriéndose a la postura a favor de las criptomonedas y las posibles políticas de desregulación que puedan seguir. En la plataforma de redes sociales.

También señaló que bajo el liderazgo del ex presidente de la SEC, Gary Gensler, Ripple se enfrentó a un entorno regulatorio "congelado", lo que limitaba su capacidad de crecer a nivel nacional. La compañía espera que esto cambie después de las elecciones de noviembre de 2024.

Las nuevas vacantes están relacionadas principalmente con ingeniería y desarrollo de productos, como parte de la estrategia de Ripple de reinvertir en el mercado interno. Esto marca un cambio con respecto a años anteriores, cuando la compañía consideró trasladar su sede global al extranjero debido a preocupaciones regulatorias.

No sólo Ripple, otras empresas también están ajustando sus estrategias para anticiparse a la política pro-criptomonedas de la nueva administración. La empresa minera Hive Digital ha anunciado que trasladará su sede de Canadá a Texas, mientras que Morgan Stanley está considerando llevar el comercio de criptomonedas a su plataforma E-Trade, con la esperanza de beneficiarse de las políticas de apoyo a blockchain.

Los analistas predicen que las nuevas políticas podrían provocar una ola de fusiones, adquisiciones e inversiones en tecnología financiera digital. Algunos inversores creen que el precio del Bitcoin y otras criptomonedas podría alcanzar niveles récord en 2030 gracias a las reformas esperadas.

Sin embargo, todavía existen desafíos. La volatilidad de los precios, la claridad regulatoria y la conciencia pública siguen siendo barreras importantes. Además, también es necesario abordar las preocupaciones sobre los impactos ambientales de las actividades mineras.

Sin embargo, sus defensores son optimistas de que Washington adoptará un enfoque más constructivo, promoviendo una cooperación transparente entre las empresas de activos digitales y los reguladores, allanando el camino para el desarrollo sostenible en este campo.