Los bancos centrales del mundo están caminando sobre cáscaras de huevo en 2025, con el presidente Donald Trump de nuevo al volante de la economía estadounidense.
Su regreso ya está afectando a los sistemas financieros globales, obligando a los responsables de políticas desde Tokio hasta Toronto a replantear sus estrategias. Se espera que el año traiga más recortes de tasas a nivel mundial, pero el ritmo está disminuyendo. Los economistas predicen que las economías avanzadas reducirán solo 72 puntos básicos en 2025, mucho menos que en 2024.
La Fed congela la acción mientras la inflación persiste
La Reserva Federal no tiene prisa por otorgar más recortes de tasas. Diciembre vio una modesta reducción de un cuarto de punto, pero los responsables de políticas están pausando por ahora. Las proyecciones para 2025 sugieren que solo se contempla un recorte adicional de medio punto porcentual, ya que la inflación se mantiene obstinadamente por encima del objetivo del 2% de la Fed.
El presidente Jerome Powell se mantiene firme, diciendo que la política monetaria actual es lo suficientemente estricta como para controlar los precios. Aún así, algunos en el comité son escépticos. La influencia de Trump no es sutil aquí. Su amor por las tasas bajas y los mercados de valores en auge ha creado fricción con la Fed antes.
En 2025, se espera que la brecha entre las tasas de EE.UU. y la eurozona se amplíe, y es probable que la administración de Trump critique a la Fed por contenerse. Agregue sus aranceles a la mezcla, y el acto de equilibrio de la Fed se vuelve aún más complicado.
La eurozona se mantiene en recortes constantes y Japón duda
El Banco Central Europeo (BCE) se mueve con cautela pero de manera constante, recortando tasas para combatir el crecimiento lento. Los responsables de políticas están en camino de llevar la tasa de depósito al 2% a mediados de año, utilizando reducciones pequeñas y predecibles de un cuarto de punto. Las demandas de recortes más grandes y agresivos han sido desestimadas.
Sin embargo, la inflación en la eurozona se comporta de manera extraña. Se espera que la inflación general alcance el objetivo del 2% del BCE este año, pero la inflación de servicios sigue siendo el doble de eso, en gran parte debido a las presiones salariales. Se espera que el gasto privado aumente, pero el banco central no está listo para declarar victoria.
En Japón, el gobernador Kazuo Ueda enfrenta una decisión difícil. La inflación ha permanecido por encima del objetivo del 2% durante más de dos años, y la economía muestra signos de vida.
Un aumento de tasas ayudaría a fortalecer el yen, pero el momento es crucial. Con la inauguración de Trump solo días antes de la reunión de enero del Banco de Japón, Ueda podría esperar hasta marzo para más claridad.
El yen ya está bajo presión, y las políticas comerciales de Trump podrían empeorar la situación. A nivel nacional, el gobierno minoritario del primer ministro Shigeru Ishiba está trabajando en un presupuesto.
El BOE se lo toma con calma y Canadá se prepara para el impacto
El Banco de Inglaterra (BOE) tampoco tiene prisa. El gobernador Andrew Bailey se mantiene firme en un ritmo de “una vez por trimestre” para los recortes de tasas, a pesar del aumento de la inflación interna y las sorpresas en el crecimiento salarial. Los mercados esperan otro recorte en febrero, pero, por supuesto, más dependerá del presupuesto del gobierno laborista y de los desarrollos comerciales globales.
Las políticas de Trump también son una gran amenaza aquí. Las tensiones comerciales renovadas podrían perjudicar la frágil recuperación del Reino Unido, obligando al BOE a replantear su enfoque gradual.
Mientras tanto, el banco central de Canadá está jugando a la defensa. Después de dos grandes recortes en 2024, el Banco de Canadá ahora está desacelerando, enfocándose en afinar su enfoque. La inflación es estable cerca del objetivo del 2%, pero el crecimiento económico sigue siendo débil, lastrado por la inversión empresarial lenta.
La propuesta de Trump de un arancel del 25% sobre los productos canadienses podría devastar la economía. El gobernador del banco, Tiff Macklem, calificó los aranceles de “una gran incertidumbre” que ya podría estar enfriando la inversión.
China gira y Rusia mantiene la calma
China está cambiando de marcha. Por primera vez en 14 años, el Banco Popular de China (PBOC) está adoptando una política monetaria “moderadamente laxa”. Los funcionarios han prometido recortes de tasas y menores requisitos de reservas para los bancos para contrarrestar los vientos en contra que se avecinan de la posible guerra comercial de Trump.
Pero las opciones del PBOC son limitadas. La depreciación desenfrenada del yuan y el estrechamiento de los márgenes de beneficio bancario son preocupaciones serias. La postura agresiva de comercio de Trump podría empujar a China a un rincón, obligando a los responsables de políticas a actuar con cuidado para evitar más inestabilidad económica.
El Banco de Rusia es un caso atípico. Mantuvo las tasas en un asombroso 21% en diciembre, a pesar de la aceleración de la inflación. La gobernadora Elvira Nabiullina defendió la decisión, citando condiciones monetarias más estrictas de lo esperado. Los analistas esperaban un aumento, pero el banco optó por esperar.
La inflación persistente ligada a la guerra de Rusia en Ucrania ha obligado al banco central a retrasar su objetivo del 4% hasta 2026. Mientras Trump parece decidido a mantener su amistad con el presidente ruso Vladimir Putin, también ha amenazado con aranceles del 100% a cualquier país que abandone el USD, algo que a Putin realmente le interesa.
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