Ese día hablé de más y le mencioné a un amigo que estaba jugando con criptomonedas. Dos días después, vino a pedirme dinero. Al final no le presté, y nuestra amistad estuvo a punto de romperse.

Me sentí muy resentido conmigo mismo por haber hablado de más y causar problemas. Más tarde, siguiendo la sugerencia de un amigo del grupo, tomé una captura de pantalla del gráfico K de ETH de los últimos seis meses y se la envié a este amigo. Al final, nuestra amistad pudo mantenerse, y además recibí los 20,000 yuanes que me transfirió.

La nota de la transferencia fue: Tómalo con calma, vive bien.