El caso Ripple v. SEC ha experimentado novedades notables a lo largo de 2024.

En los primeros meses, las dos partes presentaron múltiples solicitudes en preparación para el inicio del juicio, y la autoridad exigió los estados financieros de la compañía para 2022 y 2023, así como los contratos de venta de XRP después de que se presentó la demanda.

Ripple se opuso a la solicitud, argumentando que estos documentos eran irrelevantes, pero la jueza Sarah Netburn obligó a la empresa a revelarlos.

El juicio comenzó el 23 de abril, lo que generó esperanzas de un acuerdo inminente.

Pero la complejidad del proceso y la posibilidad de apelar demostraron que el caso podría prolongarse durante años.

En mayo, el abogado Jeremy Hogan indicó que el ritmo de los acontecimientos se había ralentizado mientras ambas partes esperaban la decisión del juez.

Continuaron las escaramuzas sobre los testimonios de los testigos y el tamaño de la posible multa, ya que la autoridad exigió una multa de 2 mil millones de dólares, mientras que Ripple defendió reducirla a 10 millones de dólares, señalando que su caso era diferente de otros casos como el caso “Terraform Labs”.

En agosto, la jueza Analisa Torres multó a Ripple con 125 millones de dólares por violar las leyes de valores en sus ventas institucionales de XRP.

Esta decisión fue considerada una gran victoria para la empresa, sobre todo porque la multa fue mucho menor de lo solicitado por la autoridad.

Ripple confirmó su compromiso de pagar la multa en efectivo con cargo a su presupuesto, mientras que la autoridad apeló en octubre, llevando el caso a una nueva fase de litigio.

En noviembre, la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales generó optimismo entre los partidarios de las criptomonedas, incluida la comunidad XRP.

Trump prometió destituir al jefe de la autoridad, Gary Gensler, tan pronto como asumiera el cargo, a pesar de la controversia sobre la legalidad de ello, dada la independencia de la autoridad.

Gensler anunció su intención de dimitir en enero de 2025, con el nombramiento de Paul Atkins, conocido por su enfoque de apoyo a las monedas digitales, como su sucesor, lo que generó esperanzas de que se pudiera llegar a un acuerdo más positivo a favor de Ripple.

El caso todavía representa un punto de inflexión para el futuro de la regulación de la moneda digital en los Estados Unidos, y se espera el impacto de cambios legales y políticos en su curso.

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