Había un hombre que, como muchos otros, quedó atrapado en la vorágine del mercado. Cuando el mercado se desplomó, se vio sumido en la ansiedad y la desesperación. Cada número rojo en la pantalla era un cuchillo que le cortaba el corazón. Sin dormir por la noche, sin comer durante el día, suplicó:

"¡Ya es suficiente, Ya Allah! Por favor, deja que el mercado se recupere. Prometo que esta vez venderé, saldré de este lío. ¡No más monedas, no más estrés, no más noches blancas!"

Y luego, como por arte de magia, el mercado se recuperó lentamente. Los números rojos se vuelven verdes gradualmente. Su corazón se llenó de esperanza. Pero en lugar de cumplir su promesa, fue vencido por la codicia:

"¿Por qué vender ahora? ¡El mercado está caliente, las ganancias están a punto de triplicarse! ¡El pánico demasiado pronto no ayudará en nada!"

El mercado, como un ser vivo, parece incapaz de dejar de reírse de este rápido cambio. Parece burlarse:

"¡Grandes jugadores, vamos! Les envío otro regalo: ¡'caída del mercado' para poner a prueba su fe y paciencia!"

Y efectivamente, el mercado volvió a colapsar, llevándose consigo sus sueños de ganancias y sus promesas incumplidas. Esta vez, continuó volviendo a su antiguo voto, sólo que era un poco más amargo:

"¡Ya Allah! ¡Sácame de aquí esta vez, te juro que venderé todas mis monedas y me dedicaré al... negocio de la basura!"

Lecciones de la historia

La historia anterior no es sólo un poco de humor sino también una profunda lección sobre la codicia y la disciplina en la inversión. Aquí hay algunas conclusiones:

  1. Controlar las emociones: El mercado no sólo desafía el conocimiento de los inversores sino también sus emociones. El miedo y la codicia son los dos mayores enemigos.

  2. Cumpla con las reglas: una vez que establezca un plan, cúmplalo. La codicia a menudo hace que la gente olvide lecciones dolorosas anteriores.

  3. Acepte la realidad: el mercado siempre es volátil y nadie puede predecir con precisión el futuro. Aprender a aceptar pérdidas y retirarse en el momento adecuado es fundamental.

  4. Humor con el fracaso: Finalmente, a veces basta con un poco de humor para afrontar el fracaso y seguir adelante. La inversión es un largo viaje y no todo el mundo gana para siempre.

La pregunta es: ¿cumplirá su promesa la próxima vez que colapse? ¿O seguir repitiendo la interminable espiral de codicia y arrepentimiento?

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